Históricamente los Socialdemócratas en el mundo hemos luchado por la descolonización; por los derechos de ciudadanía de los sectores más débiles de la sociedad; por el mejoramiento de las condiciones laborales y la expansión del Estado de Bienestar. Sin embargo las viejas injusticias siguen existiendo. Sigue habiendo limitaciones a las garantías civiles, prejuicios injustificados, discriminaciones por la raza y el sexo, y, para la mayoría de las personas, la clase y la región en las que nacieron siguen determinando sus oportunidades de vida.
Ante cuestiones tan cruciales, la Internacional Socialista ha reafirmado sus principios fundamentales: la democratización de las estructuras del poder económico, social y político a escala mundial.
Los socialdemócratas atribuimos la misma importancia a estos cuatro principios: libertad, igualdad, solidaridad y justicia social que consideramos interdependientes. Cada uno de ellos es un requisito previo para los otros. Los conservadores y los liberales, por el contrario, ponen de relieve la libertad individual a costa de la justicia y la solidaridad; y el comunismo pretendía lograr la igualdad a costa de la libertad.
La libertad individual y los derechos sociales básicos son condiciones necesarias de una existencia humana digna
La libertad individual y los derechos sociales básicos son condiciones necesarias de una existencia humana digna. Esos derechos no son intercambiables ni pueden ser contrapuestos. Los socialdemócratas defendemos el derecho inalienable a la vida y a la libertad de expresión con responsabilidad; a la libertad de asociación y a la protección social. Los socialdemócratas estamos comprometidos en superar el hambre y la necesidad y en alcanzar una auténtica seguridad social y el derecho al trabajo.
La educación es fundamental para el desarrollo de una sociedad moderna, democrática y tolerante, además la consideramos promotora de movilidad social positiva y herramienta potente de redistribución de la riqueza en el mediano y largo plazo.
Una política económica socialdemócrata tiene como legítima función promover un desarrollo que abra oportunidades de futuro a la vez que mejore la calidad de vida. Un crecimiento equilibrado es una necesidad para crear prosperidad y empleo en todo el mundo. Un crecimiento que no respondiera a imperativos sociales y ecológicos iría en contra del progreso, pues causaría daños ambientales y destruiría empleos. Los mecanismos de mercado no pueden garantizar por sí mismos el cumplimiento de los objetivos sociales del crecimiento económico.
En cuanto a las relaciones internacionales, los socialdemócratas respetamos y acatamos las normas del Derecho Internacional. Reconocemos el derecho a la defensa de la integridad territorial de los Estados soberanos y defendemos el principio de no intervención.
Rechazamos y condenamos toda forma de fundamentalismo o radicalismo político o religioso.
Para lograr estos objetivos y propósitos de principio socialdemócratas en todo el mundo, es necesario establecer un orden económico internacional nuevo.
Un orden económico internacional más equitativo es necesario no sólo por motivos de solidaridad, sino también para crear una economía mundial más eficiente, productiva y equilibrada.
La creación de un mundo pluralista y democrático, basado en el consenso y la cooperación, es una condición imprescindible para el progreso de la humanidad, lo que constituye tanto un reto como una enorme oportunidad.
Durante la última sesión de trabajo de la Internacional Socialista, se anunció la construcción de un nuevo paradigma pluralista, humanista y solidario. Esto implica la definición de reglas claras éticas y políticas y una mayor regulación en la globalización. Reforzar el Estado de Derecho; reformular la Socialdemocracia desde una visión prospectiva y dialéctica, dignificando el trabajo, profundizando en las políticas sociales y luchando con mayor seriedad en defensa del planeta y por la solidaridad entre los seres humanos, sin exclusiones.