política

Los desafíos del PRD en la actual coyuntura

Por Benjamin Colamarco Patiño

El mundo está viviendo un período pandémico de desconcierto, zarandeado por el temor y la incertidumbre, con vientos tormentosos de guerra y reacomodos geopolíticos.

Experimentamos una situación inédita para nosotros. La complejidad y la vertiginosidad de los cambios, nos sorprenden y por momentos pareciera que nos desenfocamos de los objetivos superiores que deben marcar el devenir patrio.

Los Torrijistas hemos sabido enfrentar momentos de tensión, dudas y frustraciones, pero la irreductibilidad de nuestros valores, principios y la lealtad ideológica de una buena parte de los militantes, dadas distintas coyunturas, nos han posibilitado mantener el rumbo y enfrentar las dificultades, con trabajo, disciplina y perseverancia.

Hoy en una época distinta, en medio de una tragedia humanitaria mundial, con nuevos desafíos, nuestro Partido Revolucionario Democrático, debe jugar el papel que le corresponde en la coyuntura; debemos renovarnos y recuperar nuestro aliento, nuestro entusiasmo, como lo hacíamos en nuestros años de lucha y fervor patriótico.

No podemos olvidar para que fuimos creados por Omar Torrijos y el Proceso Revolucionario, que un día lo hizo GRANDE y distribuidor de esperanzas. No nacimos para hacer como los otros, sino para actuar de forma diferente.

Sin lugar a dudas el PRD ha contribuido al crecimiento y desarrollo de este país, al cual colocó en la órbita del concierto de las naciones libres, independientes y soberanas.

Debemos fortalecer los vínculos con la sociedad, con los trabajadores, con los profesionales, con los productores, con los campesinos, con las mujeres, con los jóvenes que fueron un día el corazón vivo del Partido.

Tenemos un gran reto por delante… tenemos una travesía por el “desierto” como Moisés… El “desierto” desde aquella narración bíblica, ha sido siempre símbolo de un pasaje de purificación ante las dificultades, para volver a encontrarse uno mismo.

Para el bien del país y de la República, es vital que el Partido en el que habían confiado y confían aún cientos de miles de panameños y que ha sido ejemplo de un modo distinto de hacer política, entregado de lleno a las batallas por la soberanía, por la justicia social y la dignidad, aprovechemos la ruta hacia el XI Congreso, para reflexionar y emprender la travesía para replantear nuestra visión y poder resurgir con nuestros valores e ideología, para poder contribuir no solo a regenerar la Política, sino a hacer de nuevo soñar con ella a los jóvenes y a todo un pueblo sediento de esperanzas.

Omar Torrijos dijo que había que saber conjugar las luces largas, con las luces cortas, con esto hacía una explicación sencilla de la diferencia entre lo estratégico y lo táctico. Desde esa perspectiva, debemos saber hoy discernir entre los objetivos estratégicos y los tácticos, y no confundirnos.

Lo ESTRATÉGICO es gobernar el país en función de lo que ha claramente indicado el Presidente Cortizo Cohen: «sentar las bases para derribar la VI ta. frontera», la de la pobreza y la desigualdad, ampliar las oportunidades  en pos de la justicia social y el crecimiento equitativo; con la educación, la innovación, la tecnología y la cultura como pivotes de la transformación de la realidad.

Lo táctico es la organización capilar de la sociedad, desde las comunidades para enfrentar y superar el covid-19, materializar el equilibrio entre la salud pública – lo social – la economía;  a la vez que se propician acuerdos y encuentros; se desarrolla la inversión y la generación de empleos; innovar en las comunicaciones y salir adelante en unidad.

Es tiempo de que como colectivo, enfrentemos el «miedo líqudo», el de la incertidumbre de saber que algunas de las cosas que hacíamos ya no funcionan. Que es tiempo de reivindicar la dimensión ética de la acción política, superadora de la insustancialidad de lo inmediato, del materialismo, del consumismo y del individualismo anarquizante; superadora del estancamiento de los valores de la humanidad.

¿Qué será de nosotros si no somos capaces de razonar y de entender la capacidad civilizstoria de la humanidad contra la barnbarie y convencernos de que podemos mejorar como sociedad?

Al final, para nosotros lo estratégico es gobernar bien (Buen Gobierno), no podemos caer en el «tacticismo» de la inmediatez y del «ardillismo», menos aún en las presiones de los «poderes fácticos» o de quienes pretenden el caos, o de las «tecnologías disuasivas» que manipulan a la humanidad.

Debemos analizar y entender muy bien los tiempos que discurren…

El Torrijismo sobrevivirá conservando los principios, valores y objetivos de siempre, pero cambiando los instrumentos, la mentalidad y métodos de aplicación a una nueva realidad.

Es preciso recuperar nuestro pulso modernizador, debemos dinamizar nuestro accionar desde las comunidades, construyendo poder desde la base.

Vamos a renovar nuestros compromisos y liderazgos, vamos a renovar los logros sociales,  tenemos que renovar el “contrato social”.

Salgamos con nuestras banderas en alto, la resolución templada y el orgullo de nuestras luchas e historia, a encontrarnos y encontrar lo que nos une y dignifica.

26 de marzo de 2022.
Mes XXIV de la Pandemia

“LA OFICINA DE GOBIERNO”

*Por  Benjamín Colamarco Patiño

En esta época, signada por la complejidad y cambios veloces, no es fácil juntar mayorías importantes. El mundo y Panamá no escapa a ello, avanza en la fragmentación de las mayorías. Pienso que tiene que ver un poco con el desencanto con la Política, desdibujada por la “politiquería”, otro por un sistema político muchas veces incapaz de dar respuesta a los problemas de la sociedad del siglo XXI, y otro poco porque las sociedades son más complejas, fluidas, desestructuradas, más segmentadas en sus demandas y aspiraciones.

En este escenario asistimos en ocasiones al surgimiento de liderazgos “mesiánicos”, mediante los cuales las sociedades muestran su descontento apoyándolos. Sin embargo, en muchos casos y luego de períodos breves, en general sus magros logros de gobierno vuelven a defraudar a la ciudadanía.

Los resultados de las elecciones en Panamá no nos deben sorprender. Asistimos a la irrupción en nuestro sistema político de candidaturas que por la Libre Postulación recibieron un importante apoyo de la ciudadanía. Por otro lado, los electores otorgaron un voto de confianza a Laurentino Cortizo y a la alianza “Uniendo Fuerzas”, que se ve reflejada en una mayoría en la Asamblea de Diputados.

Debemos asumir el desafío de nuestra época y estar a la altura de lo que necesita nuestro país, lo que nos pide una sociedad heterogénea y con demandas múltiples.

Desde el PRD como partido de gobierno, que tiene una vocación transformadora, debemos ser conscientes que la tarea no terminó con la elección. El camino recién empieza; debemos asumir el desafío de alcanzar los resultados por los que nuestros compatriotas nos eligieron, entendiendo que somos interlocutores de una población expectante, que tenemos un proyecto claro pero que debemos llevarlo adelante con inteligencia y buscando los consensos necesarios para poder hacerlo realidad.

El desafío es exigente. Necesitamos: dirigentes preparados y entrenados; herramientas eficientes y potentes; procesos más inteligentes para: diseñar, implementar y evaluar las políticas públicas. Necesitamos escuchar a los ciudadanos, poder entenderlos y trabajar junto a ellos en el diseño de las respuestas a sus problemas.

Los avances tecnológicos de las últimas décadas han impactado en múltiples aspectos de nuestra sociedad. Panamá desde el 2005, transitó años de crecimiento económico y mejora de algunos indicadores sociales.  Sin embargo, se mantuvieron indeseables niveles de desigualdad y exclusión.  Viejos problemas sociales (desempleo, acceso a la salud, acceso a la educación, pobreza, inseguridad, etc.) siguen sin respuesta para partes de la población.

Necesitamos diseñar una  Oficina de Gobierno (OG) que acompañe y apoye al presidente Cortizo en el desafío de dar las respuestas que nuestra sociedad se merece sin distinción de banderías.

El diseño de la oficina de gobierno juega un rol relevante para sostener el rumbo estratégico de gobierno definido por el presidente. La evaluación permanente de las metas comprometidas, el análisis de la percepción de la sociedad sobre la resolución de sus problemas, son algunas de las tareas relevantes para ajustar la marcha del gobierno en función de los cambios en el entorno y las percepciones sociales. No se trata de seguir a la opinión pública, se trata de entenderla e incorporarla ordenadamente al análisis de las decisiones de gobierno.

Cuatro (4) desafíos a los que debe responder la oficina de gobierno:

  1. Información: se refiere a la explosión inédita de las tecnologías de la Información y comunicación (TICs) que impactan en el crecimiento exponencial de la información disponible para la toma de decisión. Esa explosión de la información entra en tensión con la escasez de tiempo y capacidad para procesarla. Esto demanda incorporar herramientas y metodologías que permitan procesar los crecientes niveles de información para la toma de decisiones en tiempos cada vez más escaso.
  2. Comunicación: En los últimos años estamos asistiendo a un cambio radical, los medios masivos de comunicación compiten ahora con múltiples medios disponibles gracias a internet. Hoy múltiples actores tienen la capacidad de emitir mensajes y producir contenidos. El mensaje deja de ser unidireccional, tenemos múltiples emisores y múltiples receptores con capacidad de responder. La comunicación de gobierno se complejiza y demanda nuevas capacidades para abordarla de manera efectiva, tanto al exterior como al interior de las organizaciones públicas.
  3. Planificación: En este contexto, la planificación normativa y tradicional, debe dejar paso a metodologías participativas, ágiles y situacionales de planificación que incorporen la mirada del otro y permitan ajustar el plan en la acción. Es preciso contar con modelos conceptuales que permitan abordar procesos conflictivos, creativos y dominados por la incertidumbre.
  4. Liderazgo: Nuevas formas de liderazgo para lograr consensos e inspirar a la gente para lograr su participación creativa. Se requiere promover las aspiraciones y capacidades individuales y colectivas hacia una visión compartida. Implica capacitar a sus equipos para cambiar el pensamiento lineal y reduccionista en el pensamiento sistémico y complejo que permita entender el juego social. Evitar el ensimismamiento y adquirir una perspectiva amplia, abierta y contextual, fomentando la experimentación y el riesgo controlado.

En este orden de ideas, la Oficina de Gobierno tiene la responsabilidad de brindar apoyo al presidente en los siguientes objetivos:

  • Monitorear la direccionalidad estratégica al proyecto de Gobierno.
  • Orientar la asignación de recursos en función de las prioridades del Plan.
  • Traccionar al aparato público en función de los objetivos del plan de gobierno.
  • Evaluar el cumplimiento de las metas de gestión.
  • Analizar el entorno (tendencias, sectores, actores clave, expectativas y demandas sociales).

Asistimos a muchos gobiernos de la región que empiezan con fuerza su mandato y rápidamente van perdiendo su capital político por falta de resultados ante la incapacidad de enfrentar un entorno de complejidad.

El General Torrijos señalaba la necesidad de “conjugar” luces cortas y luces largas para iluminar el camino. Hoy no es suficiente, gobernar demanda una visión de 360°. Ese es el desafío para una oficina de gobierno en el siglo XXI y esta es nuestra propuesta.

Panamá, 11 de mayo de 2019

*el autor es Economista, Ex Ministro de Estado y Ex Vicepresidente del PRD

 

“SIN PARTIDOS POLÍTICOS NO HAY DEMOCRACIA”

Toda estructura social y política, se mantiene en virtud de la operación de controles sociales, es decir, por la existencia de normas, reglas y pautas institucionales que regulan y rigen la interacción de los individuos, ciudadanos, organizaciones y grupos.

La idea que pueda existir una democracia sin partidos es equivocada.

El Constitucionalista Hans Kelsen, sentenció: “Sólo por ofuscación o dolo puede sostenerse la posibilidad de la democracia sin partidos políticos. La democracia, necesaria e inevitablemente requiere un Estado de Partidos”.

Por otro lado, Posada opina que: “Los partidos son instrumentos necesarios en el mecanismo del régimen constitucional, hasta el punto de que ciertas anormalidades, dificultades y crisis del régimen representativo constitucional, son la consecuencia de la debilitación de los partidos”.

Los Partidos Políticos son concurrentes en la formación de la voluntad popular, y su misión y esencia consiste en agrupar a los afines en ideas, opiniones y doctrina; esa afinidad ha de ser ante todo, sobre principios generales y fundamentales.

Por medio de los Partidos Políticos, los individuos subordinan pequeñas diferencias de opinión y se solidarizan en cuestiones de interés vital.

Los ciudadanos que actúan políticamente de manera aislada y por su propia cuenta, muy poco es lo que pueden influir en la solución de los problemas del Estado.

Todo Partido Político debe tener ideología, principios, valores, identidad, finalidad, visión de totalidad, estructura interna y metodología propia.

La finalidad de un Partido Político es alcanzar el ejercicio del poder público, mediante su acceso al gobierno, vale decir, estar en condiciones de decidir sobre el Estado y su relación con la sociedad, y establecer desde una base ideológica – programática, la visión de país que sea orientadora de la acción gubernamental.

Una visión de totalidad permite a los Partidos Políticos ubicar su interrelación con los diferentes grupos políticos y sociales y entender o descifrar los elementos que lo acercan a unos y los que pudiesen alejarlos de otros, considerando las circunstancias, la coyuntura y las características del contexto.

La metodología propia de un Partido Político se refleja en el diseño de la estrategia a seguir para alcanzar el poder, en la formulación de los planes de acción y visión programática en función de la correlación de fuerzas.

Los Partidos Políticos generan un sentido de pertenencia y garantizan la existencia de un hilo conductor cuya ausencia negaría su propia condición.

Tendría que precisar que la razón de ser de un Partido Político no se limita a la consecución del poder público, sino que se centra en la motivación que lo impulsa a obtenerlo o alcanzarlo; podríamos decir entonces que un Partido Político alcanza su plenitud cuando posee el poder necesario para mantener, reformar o transformar el Estado.

El PRD como partido progresista y reformista, propone siempre construir un sistema mejor y más eficiente, más colaborativo, con el impulso de importantes reformas para volverlo más funcional,  más participativo, que le permita manejar de mejor manera la conflictividad social y política y responder a los retos que plantea la sociedad a través de los diversos grupos, gremios, sindicatos y organizaciones que en ella se desenvuelven. Para nosotros se trata en fin de lograr una mejor sociedad, más inclusiva, con mayores oportunidades: materialmente más equitativa, socialmente más justa y ambientalmente más sostenible.

Debemos entender y asumir que el acceso al poder es transitorio y que los que un día somos gobierno, al otro podemos ser oposición. El reconocimiento de este hecho como una característica inherente al proceso político democrático, obliga a los diferentes actores a someterse a un proceso de rendición de cuentas, práctica pluralista y tolerante y conducta pública abierta y eficiente, para ampliar el margen de legitimidad ante la ciudadanía. También el reconocimiento de que la oposición forma parte de la solución de los problemas, obliga a ampliar los márgenes de inclusión.

Ser un Partido de oposición es ser capaces de fiscalizar la gestión pública; señalar lo que está mal, formular lo que puede ser una solución y estar dispuesto a debatirla, en un marco de tolerancia y respeto a las diferencias, aunque firmes en las posiciones de principio.

El reto más grande que se plantea en la actualidad a los Partidos, gira en torno a la capacidad del Estado para responder con eficiencia a las principales demandas de la ciudadanía, garantizar la gobernabilidad democrática, neutralizar el desencanto político, e impedir por la vía del consenso, que la conflictividad social y política se convierta en una innecesaria confrontación que no haría más que generar inestabilidad.

Ahora bien, las facciones políticas agrupadas en torno a otros intereses, NO mancomunados por la afinidad ideológica, de opiniones y doctrina, son especies degeneradas de partidos políticos. Y la presencia de estas agrupaciones, de carácter personalista o surgidas en virtud de intereses inferiores, ha contribuido a desfigurar, desprestigiándolo, el concepto de Partido.

El mal no está en la institución de los Partidos en sí, sino en la aparición de especies degeneradas y espurias de éstos, o en la presencia en los mismos de algunos individuos con una baja formación política, carentes de valores éticos y fundamento moral.

Resulta inadmisible la existencia de partidos políticos basados únicamente en la comunidad de intereses económicos privados o en simples lazos de parentesco o de amistad personal.

Estas desviaciones que desdibujan la figura de los partidos, acelerando su devaluación política, promueven la aparición de fenómenos sociales degenerativos, que a la postre afectan o agravan la percepción que le carga a los partidos las culpas del deterioro de la vida política nacional.

La pérdida de credibilidad producto de la debilitación de los partidos, puede atomizar las fuerzas políticas y sociales y llevar a un pluripartidismo desquiciante en el que no se logra una coalición mayoritaria cuyo resultado sería la paralización de la acción de Gobierno, el vacío de poder, la carencia de un proyecto definido y un proceso legislativo fragmentado y caótico.

Benjamín Colamarco Patiño

Panamá, mayo de 2018