Sin ideología y sin propósitos compartidos, no hay Partido

En el contexto de la situación actual del PRD, algunos luchamos por transformar las condiciones en las que hemos quedado, con la plataforma del Partido sin capacidad de recomponerse, carentes de liderazgo colectivo, faltos de visión estratégica y divorciados de nuestros principios e ideología, mientras hay quienes piensan (egocentrismo “mesiánico”), que ya son “nuestra propuesta presidencial para el 2019”, sin darse cuenta que sin un partido que haya emprendido el camino de la reforma y la regeneración Revolucionaria y Democrática, que nos vuelva a posicionar en el punto de equilibrio que la sociedad demanda, propiciando un nuevo pacto social, coherente con los principios del Torrijismo y con una amplia visión de país, toda aspiración individual será prematura e inconveniente a la vista de propios y extraños.

Estemos claros: ¡Sin Partido y sin claridad programática, no hay victoria!

 

La larga noche en que el ejército más poderoso del mundo asaltó nuestra patria

Regresaba de mi oficina en el IRHE (Instituto de Recursos Hidráulicos y Electrificación) alrededor de las diez de la noche del 19 de diciembre de 1989; sonó el teléfono de la casa, era el Capitán Moisés Cortizo, Jefe de la 5ta. Compañía Victoriano Lorenzo “Los Cholos” de las Fuerzas de Defensa, quien me comentaba que se habían perdido las comunicaciones vía radio con los patrullas panameños que hacían el patrullaje conjunto con la policía militar del ejército de los EEUU y que el enlace con la contraparte norteamericana, se había roto.

Al colgar el teléfono, me cambié y en compañía del brigadista Plutarco Tuñón, montamos en mi vehículo y nos dirigimos raudos hacia el Fuerte Amador, sede de la “5ta. Cía. Victoriano Lorenzo” y del “Batallón Dignidad: Comando Torrijista 16 de diciembre”, al cual pertenecía.

La noche oscura cubría el camino, como mal presagio, lúgubre anticipo de lo que vendría. Al embocar la entrada de Fuerte Amador, notamos que la “garita” estaba oscura y vacía, todo el lado izquierdo del fuerte carecía de luz. Una terrible sensación y extrañeza nos embargó mientras aceleramos para llegar al edificio de la sede de “Los Cholos”.

Una actividad febril se daba en la armería; los soldados movían las armas a los camiones.

Llegamos a la sala de guardia tropezándonos con la tropa en movimiento. El Capitán Cortizo había dado la orden de evacuar equipo y tropa hacia el punto de re-organización (PRO), establecido en la Avenida de los Mártires.

Mientras los soldados evacuaban, el radio-operador insistía en hacer contacto con las patrullas conjuntas que según los Tratados, debían entrar a las bases militares norteamericanas. Todo intento fue infructuoso ¡Habían desaparecido!

Por otras vías se recibían informes de movimientos de aviones de la Fuerza Aérea de los EEUU, en la base de Howard. Se sentía que las cosas no andaban bien. Cortizo contactó al Jefe de Plaza esa noche en el Cuartel Central, el Coronel Virgilio Mirones, mientras yo llamaba a TV-2 y a la Radio Libertad, para que pasaran la alerta: “Atención, CLAVE CUTARRA, BD armas al hombro”…

El Capitán Cortizo logró hablar con el General Noriega, que se encontraba en el CEREMI en Tocúmen.

Yo llamé a los enlaces del “BD: CT16 de Diciembre”, las compañeras brigadistas Yasmira Esquina y Hercilia Cuevas, para decirles que comunicaran a los compañeros que NO intentaran entrar a Fuerte Amador, era muy peligroso, que nuestro PRO era detrás del Palacio Legislativo, una parte, y la otra en “la Canina” por la Avenida “Juan Pablo II”.

Las tropas de la “Victoriano Lorenzo”, seguían evacuando la sede de la 5ta Cía.; para mi sorpresa, los valerosos brigadistas: Ernesto Santos Rodríguez; Jorge Arosemena Torrijos; Manuel Carol; Elisabeth Morales; Alejandro Hubbard; Ángel Benítez, desobedeciendo las instrucciones impartidas, llegaron hasta donde nos encontrábamos en medio de la incertidumbre y la ansiedad. El ambiente era muy tenso.

Un autobús de “La Victoriano Lorenzo”, al mando del Teniente Bredio Chávez, con un contingente de soldados de “Los Cholos”, salía con los últimos pertrechos hacia el PRO. Al llegar a la esquina, por la salida del COGECODESE, se detienen y el Teniente Chávez, corre hacia la sala de guardia en donde estábamos los que quedábamos en el edificio y a voz en cuello dijo: “mi Capitán, distingo desplazamientos de los gringos del otro lado del campo”… Cortizo le espetó: “Teniente, le dije hace rato que evacuara”. Chávez retornó a toda prisa al autobús en medio de las tinieblas y emprendió hacia la salida. Esa escena la tengo vívida en mi memoria.

Tratando de ordenar las ideas y los movimientos, nos encontrábamos los pocos que quedábamos en la sala de guardia, cuando repentinamente y de forma sorpresiva, escuchamos un fuerte tableteo de ametralladoras pesadas hacia el noroeste; pasaron unos segundos interminables y más cerca, escuchamos otras detonaciones y fuego de ametralladoras… empuñamos las armas que teníamos y se desató la conflagración… el infierno… contra el edificio llovieron ráfagas de proyectiles… volaban astillas y esquirlas… éramos el blanco de las armas del 1er Batallón de la 508 División de Infantería Aerotransportada, apoyados por la 193 Brigada de Infantería del ejército más poderoso del mundo, que nos cayó como los ladrones, sin aviso, arteros, aprovechando la nocturnidad…

Protegidos en sus vehículos blindados M-113 y otros “tanques de guerra”, apretaron el volumen de fuego contra nuestra posición… enfrentamos desigual batalla… ensordecidos y abrumados; la adrenalina fluyendo a borbotones, temor, rabia, sudor frío, sangre, pólvora… decidimos replegarnos hacia la parte de atrás… salimos por la armería, y vimos venir helicópteros como de por los lados de la “base de Kobee”… les disparamos con los T-65, se recalentaron… raudos corrimos a buscar cobertura. Los helicópteros prosiguieron hacia el Cuartel Central.

Con Cortizo, decidimos que debíamos hacer todo lo posible para salir de esa “boca del lobo” que era Fuerte Amador, e intentar llegar al PRO (Punto de Re-Organización). Éramos 8 brigadistas del CT16D, y 6 combatientes de la 5ta Cía. Victoriano Lorenzo, en total 14 incluyéndonos a Moisés y a mí. Nos dividimos en tres (3) células y emprendimos el camino; pasamos por detrás del edificio del COGECODESE; corrimos, sentíamos el zumbar de las balas, las trazadoras, destellos… y en medio del fuego y las detonaciones, salimos del área, sufriendo la irreparable pérdida en batalla, rumbo a la eternidad, de los héroes, mis queridos e inolvidables compañeros: ANGEL BENÍTEZ; MANUEL CAROL; ALEJANDRO HUBBARD. También fueron heridos de gravedad por las balas de las tropas invasoras, en esa acción: ERNESTO SANTOS RODRÍGUEZ y JORGE AROSEMENA TORRIJOS (no murieron). Solo Dios sabe por qué el resto de este grupo de Patriotas, sobrevivimos sin ser alcanzados por las balas y proyectiles que volaron sobre nosotros.

El resto es historia, estuvimos horas en los alrededores de la Avenida de los Mártires y el Palacio Legislativo. Recrudeció el infame bombardeo al Barrio Mártir de El Chorrillo.  Llevamos heridos al Hospital Santo Tomás.

El 10 de enero de 1990, fui hecho prisionero por las tropas invasoras, encerrado en una celda de aislamiento en la cárcel militar de Fort Clayton. Al tercer día me trasladaron fuertemente custodiado y amarrado, hasta el campo de concentración de Nuevo Emperador donde en algún momento, llegaron a concentrar a más de 5,000 prisioneros de la invasión… solo injusticia… nada más injusticia. No existe ninguna justificación, ni moral, ni jurídica para tan deleznable hecho.

Los cientos y cientos de mártires del 20 de diciembre, merecen respeto y recordación. Los cuerpos de quienes desde ese nefasto día se encuentran desaparecidos, deben aparecer para honrarlos y darles cristiana sepultura.

La invasión del Ejército de los Estados Unidos fue injusta, cruel e innecesaria.

El 29 de diciembre de 1989, nueve días después del “asalto” a nuestra Patria, la Asamblea General de la ONU, aprueba la Resolución # 44/240, por medio de la cual se emite concepto condenatorio en contra del Gobierno de George Bush, por haber violado flagrantemente el derecho internacional y la integridad territorial e independencia de Panamá.

Benjamín Colamarco Patiño

Panamá, 19 de diciembre de 2014

 

Del Partido de Ideales al Pragmatismo Fenicio

Al calor del Proceso Revolucionario, con el liderazgo de Omar Torrijos, promotor de amplias alianzas y gestor de transformaciones políticas, sociales, culturales y económicas, en 1979 se funda el PRD, como organismo político nacional, comprometido con la preservación y profundización de las conquistas sociales y sobre la soberanía nacional que se han logrado en Panamá.

Pero, paulatinamente, durante los últimos años, el PRD ha ido transformándose en un organismo pragmático – clientelista y gradualmente se ha desideologizado.

Los resultados de las elecciones del 4 de mayo pasado  nos indican la necesidad volver a un cauce que nos permita recuperar nuestros ideales y establecer una efectiva conexión con la sociedad y los electores.

Muchas pueden ser las razones de la derrota.  No pretendemos detallar todas las causas ni todos los efectos de lo ocurrido, pero sí un compendio de situaciones que nos puedan servir para un análisis más preciso de la realidad.

Los problemas de la campaña y el Partido:

  • Incapacidad para crearle viabilidad política a alianzas partidarias sólidas y bien estructuradas.
  • Debilidades en la capacidad de procesamiento y análisis estratégico (de valor) de la información y los datos.
  • Inexistencia de un sistema “sensor” (como los aparatos detectores de humo en los edificios) que pudiera advertir posibles contingencias a una SALA DE SITUACIONES (que no se estructuró).
  • La Campaña tuvo dificultades para lograr definir y estructurar decisiones estratégicas y tácticas. Nunca se hicieron análisis tecno-socio-políticos de los escenarios; peso de los actores, entorno, problemas relevantes, acumulaciones, flujos, datos medibles, etc.
  • El Jefe de Campaña, falto de experiencia, pasó problemas para implementar y dar seguimiento a las decisiones. Se respiró durante toda la campaña un ambiente de improvisación.
  • No hubo un equipo analítico que recomendara las posturas sobre temas críticos como Partido.
  • Los asesores internacionales desempeñaron un papel confuso, divorciados de la realidad y del contexto panameño, y además intervinieron en temas operativos, descartando los equipos nacionales.  No entendieron la necesidad de crear a tiempo una plataforma informática sólida, funcional, abierta, descentralizada y segura, que sostuviera el sistema de información, una BASE ÚNICA DE DATOS y la construcción del PADRÓN DE MOVILIZACIÓN, sistémico, geográficamente referenciado (parcelas geográficas), vinculado a los centros de votación.
  • No se activaron integralmente las estructuras del Partido ni sus cuadros dirigentes institucionales e históricos, ni fueron incorporadas en tareas específicas dentro del plan general de campaña, tanto a nivel territorial (geográfico) ni local, ni nacional.
  • La gestión estratégica de campaña nunca logró que funcionara un soporte técnico político organizativo que articulara y coordinara el desarrollo de las acciones y les diera asistencia para poder lograr que aumentara el sustento o la adhesión a los 3 ejes, ángulos o vértices que constituyen el triángulo de las adhesiones: a) el candidato; b) la base ideológica y de tradición que sostiene el partido y c) el programa de Gobierno que se le presentaba a la Sociedad (Plan de Todos).
  • Nos quedamos cortos al considerar los procesos mentales, los límites cognitivos y las expectativas reales de los votantes.
  • La organización del PRD se percibió débil y fraccionada. No hubo buena comunicación entre las estructuras de campaña, las del partido y las del territorio.
  • Nunca se resolvió realmente ni el sectarismo ni cierta “arrogancia” excluyente a lo interno de los grupos en el Partido (“Ola azul vs. los otros”). Tampoco se logró integrar totalmente los diversos grupos o corrientes internas.  Con cierta regularidad se desdeñaron la experiencia y las acumulaciones de altas personalidades del PRD.
  • En el “juego social”, los adversarios nos mantuvieron siguiendo las jugadas que ellos ponían sobre la mesa. Nosotros apenas reaccionamos tratando de neutralizar las jugadas del adversario, sin planificar conforme a nuestra estrategia, para anular la jugada del adversario y ejecutar nuestra propia jugada sobre la mesa.
  • No hicimos mucho para descalificar, neutralizar y opacar la campaña de J.D. Arias (Mimito, CD), quien se autodefinió por algo que no es. Por otro lado, descuidamos el seguimiento de las acciones de Varela y su alianza. Varela logró venderse como un candidato más genuino y comprometido.
  • Nuestra personalidad institucional e identidad partidaria se fue desdibujando, hecho que, entre otros, nos ha conducido a transitar desde Partido Político con propósitos, valores, ideología y doctrina claramente definidos (Torrijismo, Socialdemocracia, ubicados en el Centroizquierda democrático), hacia lo que yo llamo “club electoral” ultra pragmático, desideologizado, enfocado en lo táctico electoral y no en construir, desde la base, la idea de nuestra capacidad de gobierno para gestionar el cambio social, identificar y procesar problemas relevantes, intervenir en la realidad y transformarla en la dirección de nuestros principios y objetivos programáticos.
  • No se logró revitalizar nuestra alianza histórica con los dirigentes del CONATO, con quienes nos vincula una historia que se fortaleció desde 1973 (cuyas bases surgen con el Código de Trabajo aprobado por el Gobierno Revolucionario en 1972) y con los compromisos surgidos del Primer Encuentro Obrero de 1978, en presencia de Omar Torrijos. Su incorporación como núcleos de adhesiones y de movilización, como actores coadyuvantes en la construcción de una alternativa creíble y socialmente amplia y justa, fue desdeñada por la Jefatura de Campaña.
  • Se quedó corta la construcción de alianzas con otros grupos de la sociedad y con otros organismos políticos independientes debido  a la falta de canales de comunicación directos y funcionales con la dirección de Campaña y por la falta de incentivos de participación en la definición de contenidos adecuados para sumar adhesiones a nuestra propuesta.
  • Los voceros designados de campaña, parecían desarticulados y en muchas ocasiones dieron la impresión de estar improvisando, faltos de entrenamiento, base política y guía.
  • Nuestro Candidato a la Presidencia, no logró reflejar claramente los valores que la sociedad demanda.  Se percibió cierta falta de contundencia y determinación en el discurso. La expresión corporal de nuestro candidato, generó desconfianza en algunos estratos de electores. Las opciones y las PROPUESTAS que se plantearon, fueron muy diluidas e imprecisas.
  • Las comunicaciones, “cuñas” publicitarias y la propaganda, fueron una debilidad durante toda la campaña.
  • No se logró que las estructuras de campaña, de circuito y de corregimiento se integraran totalmente.  Aunque se definieron los organigramas para cada instancia, no se logró constituir equipos de trabajo funcionales, con el agravante de que no se invitó, ni se les entregaron tareas específicas ni a los Directores, ni a los Delegados nacionales del Partido, ni a las personalidades del Torrijismo, presentes en las áreas.
  • No se logró controlar las fuentes de FRICCIÓN internas durante la Campaña, ni en el CEN.
  • Perdimos la conexión con los electores.

 

Pero hubo elementos sustantivos que afectaron “mortalmente” la campaña, a saber:

  1. Un manejo inadecuado de la reunión “casual” en las oficinas de Mello Alemán, en la que se encontraron JCN y RM. Ese manejo inapropiado, generó altos niveles de desconfianza respecto de nuestro candidato en el electorado identificado con la oposición.
  2. Las contradicciones a lo interno del CEN y en algunas instancias y corrientes del Partido generaron la percepción de división  interna y sectarismo, que nunca fue subsanada.
  3. El enfrentamiento directo contra RM, para posicionar a JCN como líder de la oposición democrática, se quedó corto por faltarle consistencia y el complemento de planteamientos con contenidos diferenciadores y propuestas alternativas directas, bien estructuradas en un discurso positivo, firme y claro, con esperanzas de futuro que se “conectaran” con la gente.
  4. El manejo del “caso” Messina – Pineda, la situación en San Miguelito, en vez de lograr distanciarnos, metió al Partido y a la Campaña en una vorágine que afectó sumamente a nuestra imagen.
  5. El proceder en la Asamblea de algunos miembros de la bancada PRD, en diversos temas de interés nacional impulsando leyes impopulares propuestas por el gobierno (verbigracia las impuestas reformas electorales) las cuales afectaban a los ciudadanos. Más que opositores, algunos parecían diputados oficialistas. De hecho, muchos catalogaban la forma de hacer oposición del PRD (CEN, y diputados) “demasiado cariñosa” por no decir nula.
  6. Nunca pudimos quitarnos de encima la “sospecha” de que había “tratos” con Martinelli lo que consciente o inconscientemente se relacionaba con la reunión en las oficinas de Mello Alemán.
  7. La campaña del Panameñismo, logró colocar bastante bien que el “circulo 0” de RM, era el mismo, con los mismos intereses que el de JCN.
  8. Todas estas divisiones y ambigüedades mandaban mensajes confusos a los votantes, más los errores de la campaña en cuanto a  que un día hablaban de “paila llena”, otro de cadena perpetua y cárcel para los menores (temas, estos últimos, que riñen con nuestros principios), después cambiaban de “slogan” sin decidirse por un norte claro en que enfocarse, dieron al traste con las aspiraciones presidenciales del PRD.
    Además, durante los debates nuestro candidato Navarro hablaba en modo de cuña, es decir, le preguntaban sobre algún tema y respondía apelando a las emociones de los votantes como si se tratara de una cuña, con “consignas” y demás máximas “ensayadas” en lugar de exponer sus propuestas de manera natural, menos teatral, con más fondo y más creíble.Como ejemplo de esta situación, podemos referir nuestra posición en el Debate de la Cámara de Comercio, que fue errática y a veces anecdótica, confrontativa, histriónica, superficial y alejada de las expectativas y las esperanzas de los televidentes y los radioescuchas.
  9. El abandono de las banderas del Torrijismo, el alejamiento de nuestros símbolos y compromisos históricos, la falta de fe en nuestros cuadros, sustituidos por personas sin experiencia, “novatos” en política y ajenos a los postulados del PRD, también nos afectaron. No permitieron el necesario balance o equilibrio entre experiencia y juventud.
  10. El PRD, en estas circunstancias, abandonó la posibilidad de construir una alternativa política con un fundamento ideológico Torrijista, Socialdemócrata, amplio y de avanzada. La campaña prefirió el pragmatismo político, apostando por los recursos, para mantener la maquinaria electoral en movimiento, pero no pudo liderar un proyecto político creíble, renovador y progresista.
  11. La Campaña y el CEN no lograron o no quisieron responder de manera contundente al discurso y a la propaganda de los adversarios de que en “40 años no se hizo nada”. Frente a esta crítica, la dirección del PRD y nuestro candidato se mostraron incapaces de asumir una defensa de la historia del Partido y de las realizaciones de nuestros gobiernos, lo que los propios dirigentes de la Campaña vieron como una fuente de “problemas” más que como un crédito que debe enaltecer. Esto quedó muy claro en la publicidad y las banderas en que resaltaba el color azul y el nombre Navarro, sobre el tricolor, el 11  y el PRD.
  12. Nuestro Candidato, el Jefe de Campaña y el CEN, nunca reflejaron la consistencia de una fuerza moral tan necesaria en esta campaña.

Panamá, 18 de mayo de 2014