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Desigualdad e injusticia en un contexto de incertidumbre “¿Qué hacer?”

Mi propósito en este escrito es  poder definir el “estado de situación” en que se encuentra nuestra región en materia de equidad social y desarrollo humano y poder colaborar en la búsqueda de estrategias y líneas de acción que nos permitan revertir los vergonzantes  indicadores que resultan insoportables e incompatibles con los valores que defendemos.

En muchos foros se declara el problema de la desigualdad y la injusticia social presente en nuestra región, problemas fundamentales a resolver por los partidos y gobiernos que formamos parte de la IS y luchamos por la defensa de los valores socialdemócratas.

La desigualdad extrema y la injusticia social en América Latina se manifiesta aún en un contexto donde la mayoría de nuestros países muestran altas tasas de crecimiento de sus economías durante los últimos años, crecimiento que sin embargo, sigue beneficiando a un sector relativamente pequeño de nuestra sociedad.

En el Congreso de la Internacional Socialista celebrado en la ciudad de San Pablo en 2003, el estado de situación descrito para nuestra región fue muy preciso:

“América Latina no es la región más pobre del mundo, pero sí la de mayores desigualdades. La grotesca concentración de riqueza en pocas manos, al lado del hambre, la exclusión social y la miseria en general, producen tormentas políticas capaces de dar vida al paradójico encuentro de un ascenso democrático formal con un inusitado cuestionamiento de los partidos políticos, los dirigentes políticos y sindicales, propiciado por articuladas campañas publicitarias. Las oligarquías y otras elites económicas hallaron, en el dominio de los medios de comunicación y su influencia en las finanzas internacionales, poderosos instrumentos para mantener el status quo y, simultáneamente, controlar y dominar el escenario político, al margen de los propios instrumentos de la democracia.”

Como vemos, pasados 7 años de aquel Congreso, lejos de disminuir como quisiéramos­: la pobreza, la concentración de la riqueza, la falta de oportunidades, la injusticia social; aún con altas tasas de crecimiento en la región, siguen ahogando a amplios estratos de nuestros pueblos e impiden tener perspectivas serias de alcanzar un desarrollo sustentable de nuestros países.

El desafío que se nos presenta es muy complejo. No sólo es angustiante e injusto que millones de personas no puedan acceder a una educación digna, servicios de salud de calidad, trabajo y vivienda, en fin a lo que los socialdemócratas llamamos “EL MÍNIMO VITAL”; sino que también esta fuerte incapacidad del Estado de dar respuesta a estas problemáticas históricas está erosionando aceleradamente nuestras democracias.

El escenario actual debería llamarnos fuertemente la atención para poder comprender que la democracia no se sostiene por sí misma. A la democracia hay que fortalecerla, legitimarla, a través de la acción, dando respuesta y enfrentando decididamente a los problemas estructurales que nos impiden crecer equitativamente como sociedad.

No necesitamos un muestrario de cifras para demostrar la dimensión del problema: según datos de la CEPAL del 2005 el 40% de la población de América Latina está sumida en la pobreza, además de contar con los índices más altos y persistentes en el tiempo de desigualdad en la distribución del ingreso a nivel mundial.

Sabemos que la existencia de estos problemas obedece a causas históricas en nuestra región: la permanencia de gobiernos autoritarios oligárquicos dejaron secuelas muy profundas en nuestras sociedades e instituciones, los reclamos de los sectores más pobres y mayoritarios de nuestros pueblos fueron en muchos casos silenciados y desatendidos durante décadas sino siglos. Hoy a menudo esas voces no encuentran canales y espacios institucionales adecuados que contengan sus reclamos. El Estado, sigue estando muy lejos de quienes más lo necesitan.

Hemos recuperado la democracia para la región, se celebran elecciones limpias y en muchos de nuestros países partidos políticos que defienden las banderas de la igualdad y la justicia social son gobierno.  Sin embargo, la persistencia y la falta de soluciones a los problemas que declaramos impacta en un creciente desencanto por parte de la ciudadanía hacia las instituciones democráticas, los partidos políticos y principalmente en la “política” como actor principal de la transformación y progreso social.

Existen datos del PNUD que verifican esta conclusión: para muchos latinoamericanos, alcanzar mayores niveles de desarrollo en sus países es una aspiración tan importante que muchos estarían dispuestos a apoyar un régimen autoritario si éste pudiere dar respuesta a sus demandas de bienestar” (informe PNUD 2003).

Combatir decididamente desde la práctica política  las causas que generan estos problemas es una responsabilidad urgente de los líderes latinoamericanos y es condición necesaria para rescatar a nuestras democracias de la formalidad y ponerla al servicio de nuestra gente.

Me da la sensación que tanto la derecha como la izquierda se igualan a la hora de fallar en dar respuesta y soluciones a estas problemáticas. La derecha no lo logra porque no lo ve como un problema a enfrentar o no le interesa o espera que “la mano invisible” del mercado lo haga. La izquierda, declara el problema decide combatirlo pero no logra soluciones satisfactorias.

Los miembros de la IS como representantes de la socialdemocracia y de los intereses de las grandes mayorías de nuestros pueblos, debemos encontrar el camino para devolverle al Estado, a la práctica política, la capacidad de enfrentar estos desafíos.

Volviendo a citar al Congreso de la Internacional Socialista, quisiera compartir con ustedes un párrafo que me parece explica muy bien esta situación:

“El combate a la desigualdad se convierte en un requisito, en una condición indispensable, para legitimar la democracia ante millones de seres que padecen de hambre cuyas urgentes necesidades se colocan por encima de los valores políticos. La igualdad ha de ser un camino, no sólo un destino y su búsqueda debe constituirse en la primera prioridad de los latinoamericanos. Sólo los países que partieron de un mínimo de homogeneidad han podido tener éxito en alcanzar desarrollo económico y social.”

Dado este estado de situación, dada la urgencia con que reclama nuestra acción, debemos preguntarnos: ¿Qué rol debe asumir el Estado, qué acciones debemos proponernos desde la política, desde la socialdemocracia, para revertir esta situación?

Esta es la pregunta que creo debemos hacernos y que hace referencia al segundo tema que me permito tratar en este escrito: “Reformas para América Latina después del fundamentalismo neoliberal”

¿Cómo se resuelven las tensiones entre la expansión democrática y la economía, entre la libertad y la búsqueda de la igualdad, entre crecimiento y pobreza, entre las demandas públicas expresadas libremente y las reformas económicas que demandan ajustes y sacrificios? ¿Cuáles son las claves que explican la crisis de representatividad, la desconfianza de la sociedad hacia la política?

¿Por qué la esperanza democrática no se ha traducido en avances en los derechos civiles y sociales acordes con las expectativas que promovió? ¿Por qué el Estado carece del poder necesario? ¿Por qué el derecho a elegir gobernantes no se tradujo, en muchos casos, en mayor libertad, mayor justicia y mayor progreso? (Fuente: Informe sobre la Democracia en América Latina – Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos PNUD, 2004).

En cuanto al rol del Estado vuelvo a citar la declaración del  congreso de la IS. Allí declaramos Hoy, en cambio, se renueva la convicción acerca de la importancia del Estado y de su papel en la sociedad actual. Se trata de reformar ese Estado para revitalizar lo público en momentos del desafío de la búsqueda del crecimiento con equidad. Para ello se requiere, sin duda, un Estado renovado y activo, potente, ni más grande ni más oneroso que el actual y, por cierto, con una relación mas cercana con los ciudadanos”.

Y agrega… “En tal sentido, los procesos de cambio y renovación que han surgido en los últimos años tienen un patrón común, el afán por mejorar el uso de los recursos públicos y por elevar la calidad de la acción del Estado, sea en términos de los mecanismos de toma de decisiones, de la calidad de los servicios entregados o de la transparencia de sus actos.”

Estamos de acuerdo entonces que debemos reformar al Estado. En los últimos años se han invertido millones de dólares en el fortalecimiento de los estratos técnicos del aparato burocrático estatal. Se reformó al Estado desde una concepción tecnocrática sin tener en cuanta el fortalecimiento de las capacidades que le permitan aumentar su gobernabilidad para enfrentar un mundo cada vez más complejo.

Debemos repensar al Estado desde una visión que rescate el potencial trasformador de la política, debemos potenciarlo, capacitarlo, darle CAPACIDAD DE GOBIERNO para atender y resolver los históricos problemas que padecemos en un contexto de globalización que nos obliga a enfrentarnos a los nuevos desafíos que nos impone el siglo XXI.

En este sentido, estoy convencido que no podemos pretender gobernar con un Estado diseñado para resolver problemas del  siglo XIX, problemas del siglo XXI. Ni más grande, ni más chico, necesitamos otro tipo de Estado.   El desafío que se nos presenta como líderes de la social democracia latinoamericana es encontrar los caminos para llevar adelante estas acciones de reforma. Es encontrar el modo en que podamos revolucionar el aparato público para conseguir los resultados que legitimen y fortalezcan la democracia. Se trata en suma de rediseñar el Estado y las reglas del juego social.

Estoy analizando estos temas que son el resultado de un proceso histórico, temas que fueron abordados por personas de mucha capacidad, pero permítanme referirme a una personalidad destacada por su contribución  al pensamiento en estos problemas, un hombre genial que reflexionó sobre la necesidad de tener una TEORÍA PARA LA ACCIÓN POLÍTICA, para la acción de gobierno. Me refiero al profesor Carlos R. Matus, Ministro de Economía del gobierno de Salvador Allende.

Su obra, a más de diez años de su muerte, sigue siendo clave y orientadora, lo es para mí particularmente, a la hora de reflexionar sobre la mejora de la calidad de respuesta de Gobierno y el desafío de atender desde la acción política a los problemas de la gente.

En este debate acerca de qué Estado necesitamos en América Latina para promover el desarrollo, Matus nos dio una clave. Debemos superar la dicotomía entre el Estado propietario y el Estado mínimo. Estas categorías hacen énfasis en el “tamaño” del Estado, grande uno, pequeño el otro. Pero Matus introduce otra dimensión para analizar qué Estado queremos, el concepto de capacidad de gobierno. La capacidad refiere a la eficacia y eficiencia de la gestión, la pericia del capital humano que emplea, y la calidad de los sistemas que caracterizan la organización pública en su macro y micro prácticas de trabajo.

Esto demanda a los partidos políticos cambiar el modo de enfrentar los problemas y la determinada voluntad política de seleccionar, estructurar y conformar EQUIPOS (cuadros) ideológicamente claros, con entrenamiento tecnopolítico, formación trans-disciplinaria (horizontal), lenguaje (homologado) y proyecto común precisado.

El Estado mínimo es pequeño tanto en cuanto a sus dimensiones cuanto a su capacidad. Como decía J. Say, el gran economista inglés: “…el gobierno ideal es el gobierno barato y que actúa poco”…

El Estado propietario es grande en cuanto a los recursos económicos que maneja, y aspira a tener gran capacidad, pero sus fundamentos han sido cuestionados por la evidencia. La propuesta del Estado Propietario está en plena decadencia. En la práctica y en el plano intelectual. Cayó por su propio peso: es el extremo opuesto de la ideología del Estado Mínimo.

Como propuesta superadora, Matus propuso ir hacia un Estado Coordinador. Es el Estado vigilante por delegación de los ciudadanos en demo­cracia. Un Estado que no tiene posiciones rígidas y su preocupación constante es el equilibrio so­cial por abolición de los extremos.  Conduce el cambio social hacia el norte que el colectivo social se propone. Impide que las tensiones y los conflictos superen el límite de la convivencia social. Orienta, evita los excesos y no produce excesos.

La clave del Estado coordinador, es su fortaleza en términos de CAPACIDAD DE GOBIERNO. Esta es la clave del futuro de la democra­cia.

Y cito a Matus: Sin capacidad de gobierno, la democracia está en peligro. La mejor defensa de la democracia es su eficacia para producir resultados sociales satisfactorios para las mayorías. Pero ello exige renovar completamente el estilo de hacer política y el estilo de hacer gobierno. El desarrollo de las ciencias y técnicas de gobierno debe ayudar a ese cambio, antes que la democracia se desplome. El actual diseño del aparato público es incapaz de sostener el sistema democrático. El estilo dominante de hacer política aleja a la pobla­ción de los partidos y de la actividad pública, con un saldo de frus­tración. Es necesario revolucionar el aparato público y revolucio­nar el estilo de hacer política. Este último debe ser un arte más profesional, con mayor apoyo de las ciencias, y el aparato público debe afinarse, para ser una herramienta eficaz de la democracia”

En este punto debemos ser claros y precisos, la sociedad no soporta más “diagnósticos”, no soporta más discursos, necesita respuestas concretas ¡Ya!, ¡Ahora! Debemos usar un lenguaje duro y claro en la propuesta. En primer lugar sostengo que debemos reformar el estilo de hacer política, debemos abandonar esta idea de los partidos como clubes electorales, como maquinarias de ganar elecciones, como expresiones mediáticas “mercantilistas”. Debemos rescatar la idea de la POLÍTICA como eje de los procesos de transformación social, debemos reivindicar a los partidos políticos como interlocutores válidos de la sociedad, como lugares donde los sueños y las esperanzas encuentran respuesta.

Para ello sostengo tres líneas de acciones precisas y urgentes:

Primera: Formación de dirigentes. Los partidos políticos y en particular los partidos de la socialdemocracia debemos trabajar en forma activa en la instalación al interior de nuestros partidos de ESCUELAS DE FORMACIÓN DE DIRIGENTES. Debemos formar a nuestros cuadros y militantes en los métodos y ciencias para gobernar, debemos reflexionar sobre una potente ciencia para la acción en contraposición de la ciencia para conocer. Como dirigentes políticos tenemos una urgencia, actuar y resolver, no somos analistas ni meros administradores, somos transformadores de la realidad. Debemos ser voceros de las demandas del pueblo. Debemos ser los realizadores de los sueños de millones de hermanos que necesitan salir del lugar injusto donde el mercado y nuestra propia inoperancia los han dejado.

Segunda: Centros de Pensamiento / Prospectiva. En general nuestros partidos políticos no tienen centros de pensamiento para pensar nuestros países, para pensar la región para los próximos años, se gobierna con espejos retrovisores, se atienden en el mejor de los casos los problemas acumulados del pasado, no las salidas del futuro, ni pensando las tendencias que se verifican en el mundo. Necesitamos que cada uno de nuestros países, que cada uno de los partidos asociados a la social democracia, tengan verdaderos “centros de pensamiento” que nos permitan tener una actitud proactiva para aprovechar los vientos favorables mundiales. Como decía Séneca: “no hay viento favorable para aquel que no sabe adónde va

Tercera: Rediseño del Aparato Público. Los diseños y reglas que dominan nuestros aparatos públicos son arcaicos, solo pensemos en las OFICINAS DE LOS GOBERNANTES, no cuentan con

  • Equipos de procesamiento tecnopolítico; los dirigentes políticos deben enfrentar situaciones complejas y no cuentan con un procesamiento de calidad para definir las mejores estrategias.
  • Procesos sistemáticos de relevamiento y procesamiento de las demandas sociales; el Estado no utiliza para la toma de decisión para anticipar problemas o corregir rumbos de su plan de gobierno, sistemas disponibles y probados para monitorear las expectativas y demandas de la sociedad y sus respuestas frente a nuevas políticas públicas. En general se hace y luego se evalúa, con el consecuente costo político por las decisiones tomadas
  • Parámetros claros para que el aparato burocrático tenga conducción; los equipos estables del Estado solo reconocen instrucciones precisas, los discursos de campaña no alcanzan para definir rumbos o cambiar direcciones a un aparato preparado para responder a instrucciones.
  • Sistemas de rendición de cuentas por los compromisos asumidos; los sistemas diseñados se basan en general en una rendición de cuentas financiera, no se evalúa el balance de gestión integral, que es un balance que combina una rendición técnico-política de la gestión del gobernante.

Las acciones por hacer, los desafíos a enfrentar, y los obstáculos a vencer son muchos. Mucho se habla y poco se hace. Los problemas se acumulan y el desprestigio sobre la política avanza poniendo en riesgo al sistema democrático.

Me he permitido poner a su consideración algunas líneas de acción concretas para que las reflexiones sobre la situación Latinoamericana no queden solo en el discurso y puedan pasar al plano de la acción. El fin último es que juntos encontremos los caminos y herramientas que nos permitan fortalecer a la Política, y a la democracia, en su capacidad de dar respuesta a los complejos, urgentes y persistentes PROBLEMAS que padecen las grandes mayorías latinoamericanas.

En Panamá en el PRD estamos trabajando en esta dirección, sabemos que otros partidos de la región que integran la IS están en el mismo camino, propongo intercambiar experiencias y realizar un  trabajo en red sobre estas cuestiones.

Hoy nos lamentamos  y padecemos las consecuencias que dejaron en la región las políticas públicas basadas en el Consenso de  Washington. No sustituyamos recetas foráneas, tenemos la capacidad de desarrollar caminos y estrategias adaptadas a nuestras realidades. Tomemos lo mejor, aprendamos, pero no hagamos un trasplante acrítico de soluciones que sirven para otras realidades, para otras culturas. Tenemos la gente. Tenemos la capacidad. Tenemos un marco teórico de soporte. Pongamos nuestra voluntad y compromiso. Nuestros pueblos esperan respuestas concretas a sus problemas no discursos ni promesas.

 

Benjamín Colamarco Patiño

Escuela Torrijista de Formación Política y Gobierno.

Presidente de la Fundación Para Investigaciones Sociales y Económicas (FISE).

Escuela Torrijista de Formación Política y de Gobierno Ascanio Villaláz (Documento de diseño)

Documento de diseño

11 de octubre de 2009

(Elaborado por Benjamín Colamarco Patiño)

  • FUNDAMENTO

No pretendo negar que la conducción política es un arte. Sólo quiero afirmar que allí hay mucho más espacio para las ciencias, si aprendemos a teorizar sobre la práctica. Propongo el fin de la política tradicional.  Veo, aunque lento, un proceso equivalente a aquel por el cual los médicos sustituyeron parcialmente a los brujos y los curanderos en la práctica de la medicina. Los brujos no están extinguidos, pero dominan los médicos. El político del futuro tiene que ser más profesional (…) o la democracia no sobrevivirá conducida por los “curanderos” de la política,  sean de izquierda o derecha”.

Carlos Matus[1]

(Propuesta para el debate por Benjamín Colamarco Patiño)

A comienzos del siglo XXI, los países de América Latina y el Caribe han apostado a la Democracia como la única forma legítima de ejercicio del gobierno.  Sin embargo, como la democracia se legitima en la acción, los pobres resultados que muestran los gobiernos para hacer frente a las demandas sociales crecientes redundan en un desprestigio y desesperanza de la ciudadanía con respecto a la Política y su capacidad para transformar la realidad.

Demandas por una mejor distribución del ingreso, por mejor regulación de la actividad del sector privado, por aumento de la calidad de los servicios de salud y educación, permanecen postergadas.  Todas ellas exigen que los Estados mejoren la calidad de su gestión, sin que se perciba voluntad de los ciudadanos de destinar más fondos para ello.

Mientras tanto, la Globalización complejiza la realidad restando grados de libertad a las posibilidades de implementar políticas económicas y sociales autónomas. Hoy podemos pensar en países independientes con una clara voluntad nacional, pero no en países desintegrados del resto del mundo.

Los Gobernantes se enfrentan a desafíos cada vez más complejos y las herramientas utilizadas para afrontarlos no han evolucionado en forma comparable.

El Profesor Carlos Matus, creador de la Fundación ALTADIR, señaló “el problema que enfrentamos es de una crisis de capacidad de gobierno”, evidenciada por: “diseño deficiente de las oficinas de los gobernantes, sistemas de planificación desactivados o tecnocráticos, carencia de monitoreo y evaluación por resultados de la gestión pública, incapacidad para procesar problemas, descoordinación de la gestión pública, equipos de gobierno incoherentes, casi total incapacidad para modernizar el aparato público, aceptación de cooperación técnica de baja calidad,  “palos a ciegas” en los intentos frustrados de atacar las deficiencias anotadas, y alta ceguera para distinguir lo que va bien de lo que va mal. Ergo, baja capacidad para corregir, dominio del conformismo, frustración en la inercia de la rutina y miedo al cambio[2]”.

Estos problemas se resumen en uno solo: la Política no logra hacer foco, ni impactar satisfactoriamente en los problemas de la sociedad. Desde esta visión, la crisis de capacidad de gobierno está fundada sobre dos factores principales:

  1. La fractura entre la política y la técnica

En la gestión de gobierno, la Política y la Técnica operan con racionalidades diferentes y el problema principal en su interacción es que la primera no logra dirigir a la segunda en función de las prioridades del plan de gobierno. La Política opera con la racionalidad electoral, desenfocada de los problemas de la sociedad, carece de sistemas de monitoreo de problemas sociales, agenda estratégica, sistemas de rendición de cuentas por compromisos. La técnica, por su lado, opera sin lineamientos en las prioridades de gobierno, gerenciando los recursos, pero sin que éstos estén direccionados a las prioridades del proyecto de gobierno.

Frente a esta situación y ante la falta de un marco teórico que permita abordar las tareas necesarias de redimensionar el Estado, se cae en dos tentaciones, por un lado los “eficientismos privatizadores” que pretenden reducir al Estado a una dimensión mínima; por el otro y frente a la imposibilidad de poner al aparato público al servicio del proyecto de gobierno, se lo “saltea” con paralelas, poniendo instancias directas con la sociedad pero con incapacidad de dar respuestas a las “promesas” que se generan en esas instancias participativas.

La propuesta que queremos presentar, toma como foco metodológico la contribución a la producción de la capacidad técnico-política, a fin de elevar la eficacia del gobierno en situaciones complejas de poder compartido. Esto no se logra formando planificadores del desarrollo económico ni gerentes públicos, sin perjuicio de reconocer que unos y otros también son importantes para elevar la capacidad de gobierno. El planificador económico y el gerente son analistas de un ámbito situacional limitado, que actúa bajo restricciones previamente establecidas de direccionalidad; su entrenamiento se refiere a resolver problemas parciales en casos donde los objetivos superiores están previamente establecidos por la dirección política.

El experto en TECNOPOLÍTICA debe ser profesional, aunque no se trata de una profesión, en el sentido tradicional de la palabra. “Su centro de atención es la planificación política, entendida como un cálculo situacional referido a procesos creativos, nebulosos, inciertos y plagados de subjetivi­dades que afectan el presente y el futuro. Su médula teórica está en el cál­culo que precede y preside la acción práctica en el ámbito público. No puede refugiarse en la frontera de una ciencia o una técnica parcial y, por el contrario, es un invasor de los departamentos especializados, cuyo propó­sito es el cálculo situacional totalizante al servicio de las prácticas de go­bierno y del hombre de acción[3]”.

Esta nueva capa político-técnica es requerida en forma urgente en las estructuras gubernamentales, en los partidos políticos y en las fuerzas sociales de nuestros países para fortalecer un sistema democrático que esté basado en la participación ciudadana.  Lo que está en discusión hoy no es qué sistema de gobierno queremos, sino qué calidad de democracia podemos construir.

  1. La ausencia de una ciencia horizontal de gobierno

Gobernar es un arte. Pero hoy en día no existe arte que para su buen desempeño no precise de herramientas y técnicas. El ejercicio de gobierno no debiera ser una excepción.

Durante mucho tiempo, existió la creencia de que las fallas en la capacidad de gobierno estaban dadas por la falta de formación profesional de los dirigentes (entendida como formación universitaria). Sin embargo, hoy la mayoría de los dirigentes cuentan con formación de grado y la calidad de la respuesta a los problemas es igualmente baja.

¿Cómo explicar que excelentes médicos licúen su prestigio en la gestión de gobierno como Ministros de Salud? ¿O que “gabinetes de notables” compuestos por profesionales de prestigio internacional no alcancen para llevar un gobierno a buen puerto? Gobernar es enfrentar problemas complejos, y por ende, requiere de marcos conceptuales y herramientas específicos que no se enseñan en la formación disciplinaria de la Universidad. Allí se forman médicos, abogados, cientistas políticos, ingenieros, economistas, no dirigentes de gobierno.

La práctica social nos presenta en todo momento problemas sociales que no son de fácil solución y por ende, no pueden resolverse por intuición en la práctica misma. Su resolución exige, entre otras cuestiones, explicar la realidad, identificar y ponderar problemas y causas críticas, calcular sobre el futuro incierto, formular y evaluar apuestas sobre productos y resultados de nuestras acciones, resolver conflictos cognitivos, hacer análisis estratégicos para construir viabilidad, estudiar a los otros actores que participan en el juego social, monitorear la evolución y cambio de la realidad intervenida, y diseñar o modernizar organizaciones.

Estas capacidades requieren de un marco conceptual transdisciplinario u “horizontal”, que comprenda y permita procesar los problemas de la práctica social, que cruza horizontalmente las especialidades de las ciencias verticales. “¿Por qué una disciplina horizontal? Cada departamento de las ciencias es una especialidad vertical que puede afrontar directamente su relación con la práctica social. Esto es un contrasentido, porque la práctica pública cruza horizontalmente todas las especialidades, y genera sus propios problemas. Por ejemplo, el economista que formula políticas económicas y el médico que hace políticas de salud en el ámbito público,  con su formación en facultades universitarias verticales, tendemos a considerar casi automáticamente que están en su campo de competencia, a pesar de la frecuencia de sus fracasos en la gestión pública. Pero, no es así. Sólo tienen competencia para realizar una práctica profesional intradepartamental. No tienen la formación necesaria para ejercer la práctica social horizontal”[4](Transdisciplinaria).

Sabemos que un problema de salud no es solo un problema de medicina, sino al mismo tiempo, es político, económico, organizativo, ecológico, etc. Sin embargo, señala Matus, “actuamos como si el sentido común pudiese procesar esas interacciones transdepartamentales”[5].

El Partido Político es el ámbito por excelencia para la formación de cuadros políticos. Sin embargo, debemos superar la visión tradicional según la cual los cuadros políticos se forman en la militancia política. Sin caer en aquellas propuestas que pretenden asimilar la formación de los gobernantes transformándolos en técnicos, pretendiendo transformar los problemas sociales en modelizaciones matemáticas de soluciones lineales.

El desafío consiste en crear en el ámbito del Partido una instancia de formación de  equipos de gobierno que supere estas visiones “tradicionales”, reconociendo que existen métodos y ciencias que sirven de apoyo para la gestión gubernamental, tanto en el momento de la competencia electoral, como en el momento del gobierno, ya sea desde la responsabilidad de gobernar, como desde la oposición.

2) PROPÓSITO Y ALCANCE

La ESCUELA TORRIJISTA DE FORMACIÓN POLÍTICA Y GOBIERNO tiene como objetivo central sostener un proyecto político de largo plazo construido a través de toda la estructura organizativa del Partido y a partir de la instalación de procesos de liderazgo desde la base hacia la cúpula.

Esta construcción será un ámbito prolífico, activo y creativo, que fomente la convocatoria, participación y entrenamiento de los cuadros políticos, instalando una manera de pensar, protagonizar y proyectar la política del PRD como partido que reivindica su vocación democrática, humanista y su compromiso para transformar la realidad, desde el Gobierno y como oposición con una propuesta alternativa.

La Escuela tiene que representar un pensamiento político crítico y constructivo de la ciudadanía, organizarse como un cuerpo dinámico e incluyente de distintas situaciones y realidades, abierto a generar distintas líneas de actividades que concurran en una perspectiva tecno-política para la acción.

Esta construcción tendrá vigencia tanto en los momentos en que al PRD le toque desempeñar el rol de gobierno del Estado, como en el ejercicio del rol de oposición. En este sentido, la Escuela constituirá el ámbito para construir un pensamiento común de los cuadros respecto de la visión de país y desafíos a futuro, y permitirá al mismo tiempo, canalizar y sistematizar demandas de la población en cada localidad o corregimiento, estructurando las propuestas orgánicas del Partido sobre la base de las expectativas y necesidades de la gente.

Para lograrlo, la propuesta formativa para los cuadros políticos del PRD se articula en dos componentes:

  1. FORMACIÓN POLÍTICA

El componente de Formación Política tiene por objetivo brindar a los cuadros del partido una amplia formación político-ideológica en la tradición torrijista, enmarcada en los valores de la socialdemocracia.  La formación política y doctrinaria es el cemento que aglutina la base conceptual que debe sostener la coherencia de la acción política en la sociedad, en las comunidades. Nacimos como un partido surgido de las mismas entrañas del Proceso Revolucionario, asimilando el legado del ideario y praxis Torrijista, con una ideología socialdemócrata que sostenemos como principios, ideas y valores. No queremos el gobierno por el gobierno en sí mismo.  El gobierno debe ser, para cada miembro del PRD, un medio para lograr la transformación de Panamá en el sentido deseado y plasmado en nuestra plataforma programática, en nuestro proyecto para el Panamá del 2021.  Tenemos una ideología, tenemos principios y valores, que debemos conocer y asimilar en nuestro interior.

     2. FORMACIÓN EN CIENCIAS DE GOBIERNO

En forma complementaria, los cuadros del partido recibirán formación y entrenamiento para la incorporación de conceptos de una ciencia horizontal para la acción de gobierno, constituyéndose en un estrato técnico-político capaz de procesar demandas sociales complejas y darles respuesta, ya sea desde el gobierno o desde su representación como oposición política.

La formación del estrato técnico-político consiste en una formación de base en ciencias y métodos de gobierno y de forma complementaria una especialización en políticas sectoriales, de forma tal que permita a los cuadros del Partido estar actualizados en los distintos temas que hacen a la vida y desarrollo de Panamá:

Cuadro Nº1: Programa de Formación en Ciencias de Gobierno

 

Programa de Formación en Ciencias de Gobierno

 

 

 

 

Formación de base en

Ciencias y Métodos de gobierno

 

 

 

 

Especialización en políticas sectoriales

 

–        Salud
–        Educación
–        Seguridad
–        Desarrollo productivo
–        Infraestructura
–        Tecnología de la Información
–        Otras a identificar

 

 

2.1. Formación de base en Ciencias y Métodos de gobierno:

Esta formación está orientada a crear en estrato técnico-político de gobierno. Entendiendo al perfil técnico-político como “un actor que busca conducir, incidir o asesorar en los procesos clave de producción de políticas públicas”. Es un actor político, en el sentido que forma parte de un proyecto validado por la mayoría ciudadana que responde a valores y a una ideología, y que a la vez, posee la capacidad de analizar técnico-políticamente los problemas de gobierno, se propone evaluar el impacto político de las decisiones técnicas y la rigurosidad técnica de las decisiones políticas.

La formación de este perfil prevé el trabajo en formación por competencias, esto es, “la capacidad que tiene una persona para cumplir con una tarea determinada; conjunto del saber, saber ser y saber hacer que se activan durante la realización de una tarea” (Robert Brien).

Las competencias clave identificadas para el perfil técnico-político son:

  1. Construcción del proyecto político
  2. Definición de resultados para la gestión de gobierno
  3. Implementación de programas gubernamentales
  4. Evaluación y monitoreo de los resultados comprometidos

Los participantes recibirán formación y entrenamiento para:

  • Seleccionar los problemas claves a enfrentar en su proyecto político en función de las expectativas y demandas sociales (primordialmente en el momento electoral, pero también en el momento de gobierno, ya que la gestión exige una validación permanente de cara a la sociedad);
  • Definir los resultados estratégicos del plan de gobierno, y asignar responsabilidades por la obtención de esos resultados a las distintas organizaciones que conforman el aparato público, estableciendo compromisos de rendición de cuentas hacia la sociedad y hacia el interior del gobierno;
  • Convertir el proyecto de gobierno diseñado en políticas y programas de gobierno que puedan llevar a la acción los resultados estratégicos buscados;
  • Generar alianzas y buscar consensos e involucrar a distintos actores para lograr las metas propuestas, tanto al interior del gobierno como con los actores políticos y sociales;
  • Gerenciar programas gubernamentales definiendo objetivos y metas y comprometiendo al equipo de trabajo en el logro de los resultados definidos;
  • Evaluar periódicamente los resultados alcanzados y hacer ajustes al rumbo estratégico de la gestión.

 

Módulos Formativos

Para la formación y entrenamiento en estas competencias, existe un conjunto de módulos formativos, que se detallan a continuación:

  • TEORÍA DE LA ACCIÓN SOCIAL

Objetivo: Formar a los participantes en el marco conceptual de la Teoría del Juego Social, desarrollada por el Prof. Carlos Matus, que consiste en un enfoque transdisciplinario para comprender y actuar en los juegos de poder bajo situaciones de incertidumbre y poder compartido.

 

  • PLANIFICACIÓN DE CAMPAÑAS ELECTORALES

Objetivo: Entrenar a los participantes para la planificación y dirección de las campañas electorales modernas, entendiendo a éstas como una instancia preparatoria para el momento de gobernar con bases democráticas y participativas.

 

  • DISEÑO DE LA OFICINA DE GOBIERNO

Objetivo: Entrenar a los participantes en la utilización de filtros y sistemas de soporte a la toma de decisiones de la conducción de una organización pública, de modo de preservar el foco de la gestión sobre las prioridades del proyecto ético político.

              CONSTRUCCIÓN DE EQUIPOS

Objetivo: Entrenar a los participantes en la conformación de equipos con especial atención a los procesos de comunicación y ejercicios de interacción grupal.

 

  • INDICADORES DE GESTIÓN

Objetivo: Entrenar a los participantes en el manejo de las reglas para la instalación y utilización de sistemas de evaluación y la construcción de indicadores de desempeño, eficiencia y eficacia. 

 

  • PROCESAMIENTO DE PROBLEMAS DE GOBIERNO

Objetivo: Entrenar a los participantes en una metodología de análisis de problemas de gobierno que permita un pre-procesamiento de las decisiones de gobierno contemplando su impacto político en un juego multi-actoral, competitivo e incierto.

 

  • TEORÍA DE LAS ORGANIZACIONES

Objetivo: Entrenar a los participantes en un método para diseñar el esquema de gestión de la organización pública más adecuado para la consecución de la producción institucional que asegure el logro de los resultados definidos en el Plan de Gobierno.

 

2.2. Especialización en políticas sectoriales:

En forma complementaria a la formación en una Ciencia horizontal de gobierno (transdisciplinaria), los participantes de la Escuela recibirán información y contenidos relacionados con la gestión de políticas sectoriales. De esta forma, estarán en condiciones de analizar críticamente desde una perspectiva técnico-política el diseño, implementación y evaluación de cada política sectorial en un contexto panameño.

En este plano, las competencias a desarrollar son:

  • Reconocer los distintos enfoques y paradigmas vigentes en la política sectorial a nivel internacional, así como las mejores prácticas en ese ámbito;
  • Realizar un análisis situacional de la realidad objetiva en la cual se implementará la política sectorial para evaluar las condiciones de su aplicación;
  • Reconocer los actores que intervienen en el juego de la política sectorial, identificando sus intereses, capacidades y fuerza en el juego;
  • Construir un mapa situacional del estado de situación del sector analizado en Panamá.

 

Algunas políticas sectoriales identificadas para la especialización de los participantes (no excluyente):

–           Salud

–           Educación

–           Seguridad

–            Planificación y Política Económica

–           Desarrollo productivo

–           Infraestructura

–           Tecnología de la Información

A la formación en ciencias de gobierno se agrega un taller de especialización en una política sectorial de 10 horas. El objetivo de ese taller es el reconocimiento y análisis crítico de los principales enfoques y paradigmas vigentes en la política sectorial a nivel internacional, así como las mejores prácticas en ese ámbito;

  1. C) ESTRATEGIA DE INSTALACIÓN Y ORGANIZACIÓN

La estrategia de instalación propuesta para el Componente B) Formación en Ciencias y métodos de Gobierno es la siguiente:

ORGANIZACIÓN

  • Nivel central:

Se prevé para la Escuela una estructura descentralizada, con un nivel central que preserva las funciones de planificación y evaluación, y descentraliza la ejecución de las actividades en las regionales de la Escuela Torrijista de Formación Política y Gobierno en las Áreas de Organización territoriales del PRD. Esta lógica se fundamenta en la necesidad de aprovechar al máximo el conocimiento de las realidades locales, para la sistematización de demandas y la creación de capacidades en el nivel donde se establece la relación de identificación y representación política primaria.

En el nivel central se sitúan los siguientes órganos de conducción de la Escuela:

  • una Unidad de Conducción Técnico-política, que tendrá como misión planificar y supervisar el diseño de las actividades de la institución a plasmarse en un Plan de Acción, según lo establecido en los lineamientos estratégicos aprobados en el documento de creación de la Escuela por el CEN;
  • una Unidad de Coordinación Táctico-Operativa, que tendrá como misión implementar el Plan de Acción de la Escuela a través de la organización y puesta en marcha de las actividades allí programadas y el diseño de las actividades conducentes al proceso de formación de formadores.
  • De la Unidad de Coordinación Táctico-Operativa dependerán los Equipos Metodológicos y de Formación y Entrenamiento, que asumirán la responsabilidad por proyecto.
    • Unidades de gestión local, En el nivel local, las actividades de la Escuela se asentarán sobre las áreas de formación ya existentes en el ámbito de las Áreas de Organización y en los Corregimientos.

 

ESTRATEGIA DE INSTALACIÓN

Nivel central:

En el nivel central  se desarrollarán las actividades de formación-entrenamiento dirigidas a los cuadros de dirección superior del partido, y constan de las siguientes instancias:

  • SEMINARIOS-TALLERES: Dirigidos a directivos del partido que actualmente desarrollan tareas de gobierno y no cuentan con el tiempo para acceder al proceso formativo integral. Se pondrá especial énfasis en el desarrollo del marco conceptual y sobre diseños organizativos.
  • FORMACIÓN EN CIENCIAS DE GOBIERNO A nivel central operarán procesos formativos que integran los módulos y programas de análisis de las políticas sectoriales, con una perspectiva nacional. Estará dirigido a militantes con vocación de liderazgo e inicialmente los asistentes provendrán de los cuadros del partido con experiencia de gobierno o con capacidades de pasar los procesos de selección diseñados por la UNIDAD DE CONDUCCIÓN TECNICO POLÍTICA. Posteriormente los cuadros con procesos formativos a nivel local podrán acceder a estos procesos formativos, cumpliendo con los requisitos establecidos a tal efecto.
  • FORMACIÓN DE FORMADORES, uno de los desafíos más fuertes para la ESCUELA TORRIJISTA DE FORMACIÓN POLÍTICA Y GOBIERNO es la construcción de los equipo docentes especializados en ciencias de gobierno, para ello se piensa que inicialmente se recurrirá a docentes externos que deberán dejar instalado capacidades en los cuadros del partido a nivel nacional y local para darle sustentabilidad al proyecto formativo.
  • SUBVENCIÓN DE ESTUDIOS DE GRADO EN EL EXTERIOR, La Escuela prevé destinar financiamiento para que sus cuadros jóvenes destacados puedan cursar estudios de grado en Universidades del exterior a través de Convenios con Fundaciones de cooperación afines al Partido. De esta forma, esta operación, en el mediano-largo plazo permitiría al Partido no sólo contar con cuadros políticos más capacitados, sino que éstos estarían conectados a las redes de construcción de conocimiento a nivel nacional como internacional, capital invalorable para la gestión de gobierno.

Nivel local:

En el nivel local las actividades de formación-entrenamiento estarán dirigidas a los cuadros  y líderes de base del partido, y constan de las siguientes instancias:

  • SEMINARIOS-TALLERES: Dirigidos a los líderes locales para permitirles acceder a nuevos métodos y conocimientos que le permitan potenciar la presencia del PRD a nivel local, a partir de la ORGANIZACIÓN DE LA COMUNIDAD.
  •  FORMACIÓN EN CIENCIAS DE GOBIERNO, A nivel local se desarrollarán procesos formativos vinculados a las problemáticas locales y herramientas de trabajo adaptadas a las necesidades del trabajo con la comunidad, Entre otros:
    • TALLERES DE PLANIFICACIÓN MAPP, herramienta de trabajo para procesar problemas a nivel local
    • MECANISMOS DE PARTICIPACIÓN SOCIAL, conocimiento de las herramientas disponibles para fomentar la participación ciudadana
    • TRABAJO EN EQUIPO, formación de capacidades para liderar procesos de trabajo grupales
    • DISEÑO DEL ESTADO, identificación de misiones y funciones de las organizaciones políticas locales y su articulación con las organizaciones nacionales.

Respecto a las políticas sectoriales se realizarán aproximaciones al estado de situación de la realidad local relacionadas a las temáticas sectoriales más relevantes

Nota: Documento de trabajo elaborado por Benjamín Colamarco Patiño, para el análisis y desarrollo.

[1] Teoría del Juego Social, 2000 Caracas, Venezuela, pg. 5.

[2] Ver MATUS, Carlos: “Teoría del Juego Social”, Fondo Editorial Altadir, Caracas, Venezuela (año 2000).

[3] Matus Carlos. “El Líder sin Estado Mayor”, Fondo Editorial ALTADIR, La Paz, 1997.

[4] Matus, Carlos “Teoría del Juego Social, Fundación Altadir, 2000.

[5] Huertas B., Francisco “El Método PES: Entrevista a Carlos Matus”, Fundación ALTADIR, 1996.

Mensaje expresado durante el acto de inducción de la Escuela Torrijista de Formación Política y Gobierno “Ascanio Villaláz»

(Realizado en la sede del PRD, ante más de trescientos militantes el 22 de agosto de 2009)

En estas horas de tantos ataques, de tanta injusticia, de guerra mediática, es motivo de verdadero orgullo  pertenecer al PRD. Y es que debemos sentirnos orgullosos de pertenecer a un partido que lucha por un Panamá más justo, sin divisiones ni excluidos. Sentirnos ORGULLOSOS al levantar la mirada y ver tantos compañeros y compañeras que pese a la adversidad no bajan los brazos. Ustedes son un ejemplo.

Pero no debemos ser ciegos a la realidad, perdimos una elección. Es cierto que competimos contra todos, frente a una oposición que se unió en contra de nuestro proyecto. Todos contra el PRD y su ideario Torrijista. No está tan claro si están unidos a favor de algo, pero ese es su problema. Nosotros debemos aprender de nuestros errores, con seguridad los cometimos, debemos aprender para seguir levantando con orgullo nuestro proyecto transformador.

Pero señores perdimos una elección. ¡No aceptamos que nos declaren por muertos! Miren que estamos vivos. Estamos muy vivos, y con fuerzas para decir que el PRD está presente para defender los intereses de las mayorías. Para cumplir su misión de gobernar los territorios en que fuimos ganadores. Porque señores el PRD ganó. Sí, ganó: Somos el partido con más adherentes y fuimos el partido con más votos para Presidente, con más votos para diputados, con más votos para alcaldes, con más votos para representantes, con más votos para concejales.

Por eso nos negamos a llorar por lo que no obtuvimos, nunca lo hicimos, nunca lo vamos a  hacer, no nos vamos a quedar quietos. Nos negamos también a la búsqueda de culpables. Ante estas circunstancias intentamos sumar a todos los militantes del Partido para que el esfuerzo sea a favor del trabajo permanente, de todos los días, evitando gastar energías con el juego del “juega vivo” y otras distracciones que nos restan energías y eficiencia en las tareas que debemos cumplir.

Tampoco les  vamos a hacer el juego a los de afuera a los que buscan dividir al PRD y destruirlo intentando que nos convirtamos en un partido sin convicciones, en un club electoral. Ese es el interés de los que quieren que las conquistas del pueblo logradas durante tantos años vuelvan para atrás. Son los que miran con nostalgia un pasado de privilegios, de prebendas y de un Panamá dividido por múltiples fronteras internas, los que añoran esa “patria boba” de antes de 1968. Porque es el PRD, la voz de los que no tienen voz.

Omar Torrijos marcó un camino para la independencia plena de Panamá y para integrar a nuestra sociedad a los que menos tenían.  Hoy debemos hacer nuestro ese desafío y saber actualizar los caminos que nos lleven a volver a hacer del PRD una alternativa para el pueblo panameño en la permanente búsqueda de ampliar sus oportunidades y de mejorar su calidad de vida. Actualizar la estrategia significa la construcción de un partido que se renueve con nuevos líderes, de los cuales ustedes son parte importante, de militantes que saben buscar los mejores caminos para atender las necesidades de la población a la que pertenecen. Militantes sociales que se conviertan en orgullo y guía de sus comunidades.

Para los que quieren la reforma del partido, para los que piensan que esto se arregla sustituyendo nombres, les decimos que: la renovación del PRD está en volver con métodos modernos a las propuestas de Torrijos. Incluir a cada militante en la vida del partido y eso se logra con formación, eso se logra haciendo de cada militante un líder.

Para cumplir con este objetivo ponemos en marcha la Escuela Torrijista de Formación Política y Gobierno. Ponemos en marcha una escuela para la formación de líderes, no se trata de formar seguidores, se trata de formar líderes que sepan hacer valer sus derechos y el de sus comunidades y también sepan cumplir con sus deberes como dirigentes. Que sean ejemplos y modelos a seguir.

Para ello la escuela tiene dos pilares. Por un lado la formación política y doctrinaria. Nacimos como un partido surgido de las mismas entrañas del Proceso Revolucionario, asimilando el legado del ideario y praxis Torrijista, con una ideología socialdemócrata que sostenemos como principios, ideas y valores. No queremos el gobierno por el gobierno en si mismo. Algunos dirigentes olvidan en el camino que están al frente del Estado para transformar la vida de la gente, no para transformar su vida y satisfacer sus intereses personales.  El gobierno debe ser, para cada miembro del PRD, un medio para lograr la transformación de Panamá en el sentido deseado y plasmado en nuestra plataforma programática, en nuestro proyecto para el Panamá del 2021.  Tenemos una ideología, tenemos principios y valores, no debemos olvidarlo.

El segundo pilar de la Escuela es la formación de gobernantes. Personas capacitadas para conducir a las organizaciones públicas en el logro de resultados. Para ello la Escuela se asienta en un método científico: las ciencias para la acción. Es muy costoso socialmente tener dirigentes que improvisan y practican a la hora de hacerse cargo del gobierno. Deben llegar al gobierno con las capacidades necesarias para cumplir con las promesas de campaña.

La síntesis de nuestra propuesta: rescatar nuestros principios, reivindicar el ideario Torrijista en el siglo XXI y nuestra ideología socialdemócrata y no olvidarnos que debemos estar preparados y formados para gobernar. Esta escuela es para el futuro y es para el presente, va a estar al servicio de los gobiernos locales del PRD, de los representantes del PRD en cada lugar, en cada corregimiento, en cada alcaldía  y también a nivel nacional. Porque como les dijimos, el PRD fue el partido más votado y por eso tenemos una responsabilidad con nuestros votantes y una responsabilidad con la sociedad: por un lado oponernos a las malas políticas pero no quedarnos en la crítica debemos ser capaces de presentar alternativas.

Un ejemplo que se nos presenta estos días, cuando el mundo encuentra soluciones en el trabajo mancomunado de las organizaciones supranacionales, cuando los procesos de integración avanzan en todo el orbe, es que el gobierno nacional pretende sacar a Panamá del PARLACEN en vez de transformarlo en una herramienta que permita mejores relaciones entre nuestros países y en donde Panamá puede tener una posición de liderazgo.

Queremos  por último compartir un sueño. El sueño de ver en los lugares más apartados de nuestra geografía miembros del PRD, comprometidos con nuestros principios e ideario, con capacidad de ser líderes en su comunidad para la búsqueda de los caminos y alternativas para enfrentar sus problemas sin esperar que vengan de “arriba” a traer soluciones que no son efectivas. El sueño de una juventud que se forma y se convierte en los nuevos líderes del PRD, líderes por ser referentes sociales, comprometidos con sus comunidades y con la Patria que es la síntesis de nuestros compromisos más íntimos.

Este sueño estamos seguros que es posible. Este sueño tiene una herramienta concreta por la que muchos hemos luchado toda nuestra vida y que ha  sido un compromiso al cual nos hemos apegado para poder acceder a estadios superiores de desarrollo institucional. Esta herramienta se llama ESCUELA TORRIJISTA DE FORMACIÓN POLÍTICA Y DE GOBIERNO  y tiene un destinatario privilegiado, la juventud del PRD que busca volver a tener sueños, emociones, convicciones por las cuales luchar y vivir.

Como hemos dicho, esta escuela está pensada para la formación de líderes, está pensada para la acción concreta, está pensada para que sirva como una herramienta al servicio de las necesidades de nuestro pueblo. Por eso esta escuela no se instala en la ciudad de Panamá y espera a sus alumnos, esta escuela nace y se realiza progresivamente en todo el territorio, para que en un plazo razonable, llegue a todos los militantes del PRD con inquietudes, no importa donde estén.

Estamos convencidos que esto que estamos concretando en el día de hoy es la continuación del sueño revolucionario de Omar Torrijos, dándole sentido a las siglas de nuestro partido PRD, con la R de revolucionario y la D de democrático.

La construcción de un Panamá en donde pueden convivir en armonía los empresarios con ideas innovadoras, los trabajadores que cada día aportan al crecimiento del país, los profesionales a quien Torrijos distinguía como la “aristocracia del talento”, la juventud que ve en el futuro la posibilidad de concretar sus proyectos. En donde conviven las instituciones públicas y las privadas. Una sociedad  basada en la confianza, en el amor y la tolerancia. Un país que estamos seguros todos deseamos y que solo es posible si cada ciudadano puede aspirar a una vida digna.

La alternativa a la buena política son las tentaciones autoritarias o mesiánicas. El desafío del PRD es renovarse y cambiar en la dirección deseada, en la correcta dirección histórica como diría Omar.

Panamá, 22 de agosto de 2009

COMISIÓN ORGANIZADORA DE LA ESCUELA TORRIJISTA DE FORMACIÓN POLÍTICA Y GOBIERNO.

Coordinación: Benjamín Colamarco Patiño, II Vicepresidente del PRD