Respetados y apreciados compañeros (as):
Parafraseando al Comandante-poeta Tomás Borge, gran amigo de Panamá y de los Torrijistas, me atrevería a decir que debemos cuidarnos de perder la humildad.
Decía Borge: «La pérdida de la humildad arrastra dos vicios: la ostentación y la soberbia». Estos pecados hacen mucho daño a un movimiento, a un gobierno.
La ostentación trae el mal ejemplo, la desconfianza, el derroche…
La soberbia vuelve ciegos y sordos a los dirigentes a cualquier nivel, no atienden a los sectores sociales, ni a las estructuras comunitarias, de ellas se separan.
Pero lo peor es que nubla la mente, impide el entendimiento, desprecia el estudio, la preparación, cultiva la vanidad.
La soberbia impide la discusión y el debate, hace que se den las cosas por descontadas.
La soberbia no nos deja comunicar, ni informar, ni orientar adecuadamente. Hace que el sujeto social sea un elemento aislado de las razones y propósitos del servicio, obra, o programa, de su utilidad y del por qué, para qué y a quiénes les sirve.
Las advertencias de la necesidad de corregir el rumbo, son desoídas…
Las alertas de las amenazas del adversario son desestimadas o subestimadas.
La pérdida de la humildad sería letal para nuestro Gobierno en esta coyuntura crítica por la que atravesamos, y los desafíos que tenemos frente a nosotros.
Sería un buen ejercicio interno, explorar y analizar autocríticamente, nuestro actuar a la luz de los acontecimientos, de nuestro contexto y límites, y de las demandas ciudadanas, sin caer en el derrotismo, ni en la autoflagelación, ni en la autocomplacencia.
Se trataría de un análisis introspectivo, constructivo y motivador, de corrección y relanzamiento dinámico, pensando en el lapso de tiempo de nuestro accionar para los 6 meses que nos quedan por delante de esta etapa de gobierno.
Con respeto y aprecio.
Benjamín Colamarco Patiño
Secretario Ejecutivo de Seguimiento de la Presidencia de la República
Panamá, 01 de enero de 2024