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“LA FUNCIÓN HISTÓRICA DE PANAMÁ Y EL CANAL INTEROCEÁNICO”

Desde la época precolombina la privilegiada posición geográfica del istmo de Panamá, ha sido factor primordial en la determinación de nuestra función histórica, que es el “transitismo”. En tiempos inmemoriales, los pueblos originarios del Continente, cruzaban el istmo en distintas direcciones.

Luego de la llegada de Cristóbal Colón y el encuentro con los españoles durante la colonia, con el puerto de “Nombre de Dios” y posteriormente con las ferias de Portobelo, se desarrolla el eje del traslado de bienes y riquezas desde el “Nuevo Continente” hacia Europa.

A mediados del siglo XIX, durante la “fiebre del oro” en el oeste de los Estados Unidos, se construye a través del istmo el primer ferrocarril interoceánico del mundo, que permitió el tránsito de productos y personas desde la costa este, a la oeste de Norteamérica.

Los franceses intentaron unir los océanos por esta ruta sin lograrlo. Ya para el año 1889, la malaria o paludismo transmitido por el mosquito del género “Anopheles” y la mala gestión de los recursos, dieron cuenta del proyecto y también de la reputación del Ingeniero Ferdinand De Lesseps.

No obstante, tras un largo proceso político y una cruenta guerra civil, Panamá alcanza la separación de Colombia el 3 de noviembre de 1903, y un año más tarde, los Estados Unidos inician la construcción de la vía interoceánica descartando la ruta por Nicaragua y haciendo confluir al istmo miles de trabajadores de las Antillas y de todas partes del mundo, con cuya fuerza laboral, sumada al esfuerzo de los trabajadores panameños, culminan en agosto de 1914, el Canal de Panamá, potenciando de esta manera, en conjunto con el ferrocarril transistmico, el usufructo de nuestra privilegiada ubicación en el orbe.

Este logro inmenso del ingenio humano, trajo sus propias contradicciones e injusticias, reflejadas en la existencia de un “enclave colonial” en el corazón del territorio panameño, que se denominó “Canal Zone”, el cual impidió el ejercicio pleno de la soberanía nacional y el aprovechamiento por la Nación que abrió sus entrañas para tan monumental obra, del principal recurso natural del istmo: su posición geográfica.

La comprensión constructiva de las interacciones y contradicciones y su incidencia en la velocidad de marcha y la orientación de un proceso de transformaciones en su conjunto, desde una posición asertiva en un modelo de relación asimétrica entre Panamá y Estados Unidos, permitió que se fuera entendiendo el tipo de país que se debía construir o rediseñar considerando también nuestra función histórica.

Años de lucha, concienciación y dignidad expresadas de diversas maneras por distintas generaciones de panameños, reivindicaron la justicia de la causa de la soberanía. Este “alpinismo generacional” alcanzó la cima cuando el 7 de septiembre de 1977 se firman los Tratados Torrijos/Carter, que establecen los términos para la desaparición del enclave colonial y la reversión a Panamá del Canal, el ferrocarril, los puertos, las tierras y el espacio aéreo, conculcados hasta ese entonces por los Estados Unidos.

Se estructura así una nueva relación entre Estados como resultado de un acuerdo civilizado y se produce una transformación de la vieja economía en Panamá, en la que la actividad de tránsito se desarrollaba al margen de la realidad nacional, ya que operaba al interior de un “enclave” que formaba parte de un sistema administrado en función de los intereses exclusivos de los Estados Unidos.  Esto da paso a lo que algunos llamamos la nueva economía panameña, en la que el tránsito y los instrumentos que potencian nuestra posición geográfica como principal recurso natural, forman parte, ahora sí, de la economía interna y se diversifica en su contenido como en sus rutas.

En octubre de 2006, los panameños damos otro gran paso en la correcta dirección histórica y mediante un referéndum nacional, se aprueba la ampliación del Canal a través de un tercer juego de esclusas, cuyas obras iniciaron en el año 2007 y deben ser concluidas en pocas semanas a partir de esta publicación, para ser inaugurado el tránsito de las naves en junio de 2016, produciendo un impacto positivo tanto en las finanzas nacionales, como en la economía del transporte marítimo mundial.

Es la función histórica de Panamá: el “transitismo”, del que sería ilógico divorciarnos, el que debemos aprovechar en esta coyuntura propiciatoria, para fortalecer la plataforma de servicios globales, cada vez más complejos, pero que encuentran en el istmo el concurso de la creatividad, la capacidad de adaptación, la innovación y ajuste de quienes aquí habitan.

En fin, no perdamos de vista, con optimismo, que tenemos un canal de esperanzas que se abre para transitar hacia una economía articulada a la complejidad global, que requiere una educación para una sociedad distinta a la que teníamos hasta 1977. Una sociedad que debe evolucionar y descifrar oportunidades y amenazas, en un proceso de transición que precisa encontrarnos preparados para transformar la realidad y mejorar la calidad y condiciones de vida del conjunto de la sociedad, con polos de desarrollo que se articulan geográficamente en el territorio para la creación de oportunidades y de bienestar.

Panamá, 20 de abril de 2016

*Benjamín Colamarco Patiño es economista y Ex Ministro de Estado (2004 – 2009).

Una historia común y un futuro compartido

El país debe sustentarse en valores, en principios, en objetivos superiores que direccionen la interactuación social y fortalezcan la cohesión estatal-nacional de la República.

Quienes nos identificamos con las luchas históricas de nuestro pueblo por preservar la integridad territorial del Estado, con sus aspiraciones y sacrificios, debemos reflexionar sobre el legado de los jóvenes institutores de 1964 y de todo un pueblo que con vergüenza de Patria, con sus valores fundamentales, se empinó sobre sus propias contradicciones por la soberanía, como estimuladora de propósitos.

Omar Torrijos, en su momento, supo recoger la bandera de la dignidad y con una amplia amalgama de voluntades, cumplió con el compromiso de erradicar el colonialismo de nuestro suelo patrio, recuperar nuestra plena integridad soberana y completar la escalada por la soberanía del ALPINISMO GENERACIONAL, cuya visión se hizo materia el 31 de diciembre de 1999, con la reversión plena del Canal para Panamá y la salida del último soldado extranjero de nuestra tierra.

La conquista de la soberanía plena y la eliminación de la “quinta frontera”, ciertamente fueron el producto de la acumulación de esfuerzos populares expresada en lo que hemos dado en llamar la LUCHA GENERACIONAL, que desde el mismo 18 de noviembre de 1903, fecha en que se rubrica en los Estados Unidos, el Tratado Bunau Varilla – Hay (que ningún panameño firmó), que crea el enclave colonial del “Canal Zone” y cuya vigencia pactada era a PERPETUIDAD, significó una afrenta a la dignidad nacional y una disminución de nuestra personalidad internacional, generando permanentes situaciones de conflicto y tensiones en las desiguales relaciones de Panamá con el “coloso del norte”.

La presencia colonial norteamericana, la de la discriminación racial, la del “gold roll” y el “silver roll” y los privilegios para unos pocos, enclavada en el corazón de nuestro suelo patrio, no dejó de recibir el repudio de los panameños, hecho patente con las manifestaciones populares de los grupos nacionalistas y progresistas, tanto de la juventud, los estudiantes, los trabajadores y sectores de la burguesía nacional, que veían en la “cerca oprobiosa del límite”, el avasallamiento, la prepotencia y la injusticia del colonialismo.

Cuando los estudiantes del INSTITUTO NACIONAL, la tarde del 9 de enero de 1964, deciden marchar en forma pacífica y ordenada, con la BANDERA NACIONAL como estandarte y la “cariátide” como columna simbólica que sostiene el espíritu indómito de la juventud, lo hicieron como reflejo del malestar latente que subyacía en el organismo de la nación, por el profundo desprecio de los “zonians” a nuestra dignidad como Estado Nacional.

El 7 de enero de 1963, se firma el Acuerdo Chiari – Kennedy, que establecía que en los sitios en que fuese enarbolada por las autoridades civiles de la Zona del Canal, la bandera de los  Estados Unidos, a la par debía ser izada la bandera de la República de Panamá. Los efectos de dicho Convenio, debían hacerse efectivos a partir de enero de 1964, sin embargo, en abierta violación a lo pactado e insubordinación a los mandatos de su gobierno, los “zonians” deciden no acatar el mandato contenido en el acuerdo firmado por los presidentes de ambos países.

El 3 de enero de 1964, el Sargento Carlton Bell, jefe del destacamento de la Policía “zoneíta” de Gamboa, con la abierta complicidad de sus superiores, decide no acatar las órdenes del Gobernador Fleming de la Zona del Canal, y enarbola la bandera norteamericana en la plaza de Gamboa. Dicha acción fue divulgada ampliamente por los medios de comunicación y paulatinamente imitada por estudiantes, padres de familia y otros policías de la Zona del Canal, quienes montaban guardia frente a las astas en los colegios “zoneítas”, en donde izaban solitaria la bandera norteamericana.

Cuando los estudiantes del Glorioso Instituto Nacional, se enteran del no acatamiento por parte de los “zonians” de lo pactado por ambos gobiernos, deciden que era un deber patriótico, hacer cumplir el contenido del Acuerdo Chiari – Kennedy,  pero sobre todo, reivindicar la Soberanía de Panamá sobre todo el territorio del Istmo, motivo de fondo de la discordia entre ambos países.

Los hechos que se sucedieron fueron trágicos para Panamá y su noble pueblo, 22 muertos y más de 500 heridos, bajo las balas de la policía norteamericana y la metralla del ejército más grande del mundo… y la ignominia del abuso y la infamia de los “poderosos” intereses del “stablishment” del norte.

Hoy, 50 años después, todo lo que se escriba, conlleva la idea de reivindicar a los héroes y mártires del 9 de enero, a la juventud de nuestra Patria y a todo un pueblo, que a riesgo de sus propias vidas, enfrentaron a la policía «zonian» y a la soldadesca extranjera, sólo con el pecho henchido de patriotismo y el emblema nacional en la máxima altura de la dignidad, integrando en el concepto, la culminación de esa lucha generacional, con Omar Torrijos y los Tratados Torrijos – Carter.

Lo cierto es que el CANAL es nuestro, gracias a esas luchas, a los protagonistas de la Gesta Heroica del 9 de enero y al liderazgo firme de TORRIJOS.

Digo lo anterior, porque  existe una vinculación directa entre los hechos del 9 de enero de 1964, la toma de conciencia nacional, y la abrogación total y definitiva del Tratado Bunau Varilla – Hay, que  se resume bajo el liderazgo de Torrijos, que supo interpretar y asumir las motivaciones de la juventud, y que ese Canal recuperado y los puertos recuperados, y el ferrocarril recuperado, y las tierras recuperadas, y el espacio aéreo recuperado, son los que han impulsado el crecimiento económico y la inversión que ha registrado el país desde hace más de 9 años; y que fue en el gobierno del Presidente Martín Torrijos, que se tomó la decisión soberana de ampliar ese Canal a través de un tercer juego de esclusas y con mentalidad abierta, en el año 2006, se sometió tal decisión a la voluntad popular a través de un Referéndum.

Finalmente, pienso que toda esa historia de sacrificios y luchas, de hidalguía y determinación, de patriotismo y entusiasmo, debe proyectarse hacia el futuro, desde la perspectiva de UN SOLO PANAMÁ, INTEGRADO ECONÓMICA Y SOCIALMENTE, que pone en el centro de atención, las necesidades fundamentales del ser humano.

Debemos tener presente que con el cumplimiento de los Tratados Torrijos – Carter, se produjo una transformación de la vieja economía, en otra en la que el complejo canalero, portuario y logístico se incorpora a la economía interna y se diversifica en su contenido como en sus rutas y actividades, proyectándose a su vez en un complejo sistema de servicios globales.

Esta plataforma incorporada al país desde el último día del año 1999, que ha impulsado el crecimiento económico, conlleva sus propias contradicciones, lo que implica y exige resolver las asimetrías sociales y la desigualdad, que son formas en que se expresa en el contexto actual, un proceso dinámico complejo, inequitativo y contradictorio de cambio en la sociedad, de su economía y de su cultura.

Esos son los retos que se derivan de la Gesta de los jóvenes del 9 de enero y de las etapas siguientes marcadas por Torrijos. Gestionar con claridad de propósitos la transformación de la sociedad y de su Estado, en la correcta dirección de la reforma, de la profundización y perfeccionamiento de la democracia (social, económica, política), de la justicia social, la dignidad humana y el desarrollo integral y sostenible, es el compromiso que tiene el Partido Revolucionario Democrático, en alianza con las organizaciones progresistas y los sectores independientes,  para hacer que coincidan el interés público, las políticas de Estado, con los mejores intereses generales de la Nación.

*El autor es economista y ex Ministro de Estado

Palabras durante el debate en el Consejo de Gabinete sobre la Ampliación del Canal de Panamá

Señor  Presidente:

Quiero llevar al criterio de ustedes, colegas miembros del Consejo de Gabinete, en este momento  histórico de nuestra patria, una reflexión  que contextualiza y enmarca,  desde nuestra perspectiva, una posición  coherente  con la transformación que,  en  función del Proyecto  de País que el Gobierno  Lidera y construye, bajo  la conducción del  Presidente Torrijos, nos corresponde asumir con alto sentido  patriótico, disciplina, responsabilidad  y visión de futuro.

Durante casi 100 años nuestro país se debatió  en la contradicción  entre Estado y Colonia.

La lucha generacional de nuestro pueblo y el liderazgo del General Torrijos nos permitió recuperar nuestra plena integridad soberana y la incorporación  a los bienes patrimoniales de la Nación del instrumento que posibilita la explotación de nuestro principal  recurso geográfico: El Canal de Panamá.

El Comandante Torrijos dijo en su momento, cito: “yo no quiero entrar  en la historia, quiero entrar a la Zona del Canal” entró en ambas y culminó  una etapa, con sus circunstancias.

Hoy, en otra época, corresponde a nuestro Gobierno, presentarle a la sociedad el proyecto de ampliación que ha de garantizar que todos los panameños entremos  a formar  parte  de la gran decisión  de este nuevo siglo,  para tener un canal moderno, un canal eficiente, un canal amplio, un canal rentable, un canal competitivo, un canal panameño,  de panameños para panameños, con proyección e impacto mundial, cuyos beneficios  se incorporen al desarrollo económico y social del país y coadyuven a elevar y mejorar las condiciones y calidad de vida de las panameñas y panameños a través  de políticas de equidad y justicia social, en procura del desarrollo humano sostenible.

Asumamos  hoy la  trascendencia  de este acto,  recordando a Omar y a los mártires de la Patria, quienes  ofrendaron  sus vidas  para que  en este nuevo contexto histórico, tengamos por primera vez, en nuestras  manos, la decisión  soberana de organizar nuestro futuro: El futuro de la Patria.

Tengamos conciencia de ello; el referéndum sobre la ampliación del Canal a través de un tercer juego de esclusas, habiendo informado cabalmente a nuestro pueblo, con  transparencia, es la mejor manera  de organizar el futuro.

Hoy, Señor Presidente,  lo digo con la mayor sinceridad, usted se enaltece como Estadista, tomando decisiones pensando en las presentes y futuras generaciones.

Que Dios nos ilumine y guíe a nuestra Patria

Benjamín Colamarco Patiño

Ministro de Estado

Panamá, 26 de junio de 2006.