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«Análisis de los principios fundamentales del Torrijismo»

Por:  Benjamín Colamarco Patiño

La Declaración de Principios del PRD, en su primer numeral, señala lo siguiente:

«El Partido Revolucionario Democrático es una organización política permanente cuyo pensamiento político, fines y objetivos se inspiran en el ideario Torrijista y en los postulados ideológicos y programáticos de la socialdemocracia.»

Sin partidos políticos no hay democracia. Los partidos políticos juegan un papel fundamental en cuanto a la organización de los ciudadanos que se unen para fomentar, mediante esfuerzos conjuntos, el interés nacional con base en una ideología compartida que los identifica.

Cuando se pierde esa cohesión, el partido pierde su esencia y finalidad. Involuciona hacia «partidos taxis» en el que individuos se suben y se bajan por conveniencias, o en «clubes electorales», personalistas o para lo que llamamos «la democracia de la audiencia».

En razón de ello, creo oportuno esbozar los conceptos que desde una perspectiva referencial enmarca nuestra ideología, en medio de un proceso complejo e incierto de cambio civilizatorio.

El conjunto de ideas y propósitos en el origen del Torrijismo, que lo define, ha sido su lucha por la recuperación de nuestra plena integridad soberana, un principio arraigado en la tradición antiimperialista latinoamericana que encuentra ecos en pensadores como José Martí y Simón Bolívar. Esta lucha por la descolonización no solo se limita a la independencia política, sino también a la emancipación económica y cultural, en línea con las ideas de Frantz Fanon y su crítica al colonialismo.

Además, el Torrijismo ha buscado la modernización del aparato público, el mejoramiento de las condiciones laborales y la expansión del Estado de Bienestar, inspirado en los principios de la Socialdemocracia y en figuras como Olof Palme y Willy Brandt, quienes defendieron la justicia social dentro de un marco democrático.

El Torrijismo impulsó la integración del cooperativismo y la organización y desarrollo de las comunidades, con un nuevo diseño institucional.

Podemos decir que el Torrijismo es la búsqueda constante de la conciliación entre eficiencia y justicia social, entre crecimiento económico y equidad, entre responsabilidad y libertad, principios que recuerdan la filosofía del desarrollo humano propuesta por Amartya Sen y Martha Nussbaum. También es un movimiento que busca equilibrar el nacionalismo con la integración latinoamericana, una idea que encuentra resonancia en el pensamiento de José Carlos Mariátegui y su visión de una América unida en su diversidad.

El Torrijismo persigue ampliar las oportunidades en el seno de la sociedad, evitando caer en el «burocratismo» y resaltando el valor de la solidaridad, un principio central en la ética del centroizquierda democrático.

Ser Torrijista significa mantener la fidelidad fundamental a la lucha por la paz y la autodeterminación de los pueblos, la defensa de la integridad territorial del Estado; por los derechos de ciudadanía de los más débiles, de los sectores menos favorecidos, en línea con la tradición de la socialdemocracia.

En esos términos, ser Torrijista o Socialdemócrata implica dar la batalla por una sociedad materialmente más equitativa, socialmente más justa, políticamente más democrática, culturalmente más avanzada y ambientalmente más sostenible, en un país soberano, objetivos que coinciden con pensadores como André Gorz y Joan Martínez Alier.

Además, ser Torrijista significa mantener la lealtad a principios y valores como el humanismo, la civilización, la paz, la libertad, la igualdad, el pluralismo, la solidaridad y la justicia social. Estos valores están profundamente arraigados en la tradición del humanismo socialista y democrático y en figuras como Erich Fromm y Albert Einstein, quienes defendieron la necesidad de un sistema económico y político que priorizara el bienestar humano sobre el lucro desmedido.

En la concepción de pensadores y políticos progresistas, ser Socialdemócrata o Torrijista significa participar de un movimiento en una sociedad de conflictos y diferencias, en la búsqueda de una equidad creciente, preservando siempre la libertad, el bien común y la soberanía. Esta visión se alinea con las ideas de John Rawls y su teoría de la justicia como equidad.

Puedo concluir:

El Torrijismo, en su esencia, representa una visión de país que busca la justicia social, la equidad y la soberanía, inspirándose en la rica tradición del pensamiento latinoamericano y la socialdemocracia. Su vigencia radicará en su capacidad para adaptarse a los nuevos desafíos, manteniendo siempre su compromiso con los valores fundamentales que lo definen.

En un mundo cada vez más complejo, el Torrijismo nos invita a reflexionar sobre la importancia de construir sociedades más justas, educadas, democráticas y sostenibles, donde el bienestar humano sea el eje central de todo nuestro esfuerzo.

El Torrijismo sobrevivirá conservando los principios, valores y objetivos de siempre, pero cambiando los instrumentos, la mentalidad y métodos de aplicación a una realidad distinta a la de hace unos años.

En el PRD, o recuperamos nuestras raíces y reivindicamos la necesidad de la reforma y el relevo, con un recto sentimiento del deber patrio, sentido del honor, la honradez y la lealtad, o corremos el riesgo de desaparecer.

Panamá, 11 de marzo de 2025

www.benjamincolamarco.com

PENSANDO DESDE MI SILLÓN

Desde la tranquilidad reflexiva, con respeto, pretendo hacer un aporte  que  invita a la apertura de las mentes.

Varios ejes interesantes, de los cuales quiero tomar dos, porque es importante el intercambio respetuoso de ideas, tratando de comprender una realidad compleja y una dinámica de cambios vertiginosa, inédita,  en una sociedad microfragmentada, donde no hay una sola mirada que prevalezca sobre otra, ni referencias sólidas, sino que serán las diversas miradas y el respeto en el intercambio de ideas, que llevará a recorrer caminos cuyas rutas hoy no están trazadas… debemos caminarlas sin tener certezas, donde las viejas certezas las debemos ajustar por las múltiples miradas que nos permitan avanzar en la construcción de una sociedad abierta, respetuosa e inclusiva. En eso no dudo que compartimos los objetivos del camino que emprendamos.

El primer punto que quiero abordar es que la salida para nuestro país no va a ser posible sobre una visión individualista, extremista, ni sectaria; debemos construir un Panamá sin «fronteras internas», un solo Panamá integrado económica y socialmente, sobre la base de la colaboración de amplios sectores de la sociedad que compartan la idea de un Panamá sin excluidos, un Panamá que permita el acceso a los bienes y servicios de calidad que posibiliten a cada panameño y panameña realizar su sueño de desarrollar todo su potencial y cumplir sus expectativas para su familia y sus hijos.

Como ha planteado el *Presidente Cortizo: «derribar la VI ta. Frontera… sentar las bases para superar la pobreza y la desigualdad».*

Debo expresar que el Presidente Cortizo, decididamente, propugna por el respeto a la vida, a la integridad física y mental de las personas, al trabajo digno, al acceso a la salud y a la educación de calidad, a un amplio programa de nutrición infantil, a un sistema de previsión y seguridad social justo, a mejorar las capacidades productivas; al orden, a la seguridad, al respeto de la Constitución y a la oportunidad de buscar un mejor futuro para los ciudadanos y sus familias.

Sin estas condiciones, sin esa predictibilidad para planificar una vida mejor, Panamá estaría limitando su propio progreso.

Retomando el hilo de esta reflexión, la primera «frontera» está en nosotros, en nuestro interior, debemos aceptar las ideas de todos los panameños y panameñas que inspirados por estos ideales de paz, equidad y justicia social, quieran unirse a esta gesta… no es un propósito individual, es una gesta que nos convoca a todos, partiendo de la premisa que debemos deponer nuestros intereses individuales en pos del bien común.

El otro punto que me gustaría rescatar es la idea de  «sociedad líquida» o «modernidad líquida», desarrollada por Bauman. Considero los aportes de Bauman, no como una justificación de la individualidad, sino como un llamado a la construcción de nuevas reglas que gobiernen nuestras sociedades… recuperar la posibilidad de cohesión social, con objetivos superiores compartidos.

No podemos enfrentar problemas globales sin contar con instituciones que se ajusten a los desafíos que imponen los nuevos tiempos.

No podemos enfrentar al narcotráfico que es una organización criminal supranacional, si no la enfrentamos con organizaciones que tengan el poder de combatirlas con éxito.

No podemos enfrentar las consecuencias de un capital transnacional, con organizaciones que no están preparadas para cumplir con efectividad las regulaciones que permitan que ese capital esté al servicio del desarrollo de la sociedad mundial y NO de los grupos de poder.

Hoy, en medio de la catástrofe global de la pandemia y los efectos de la guerra en el este de Europa, hemos comprendido con claridad que no podemos enfrentar una pandemia proveniente de un virus mortal que viaja en avión y que en pocas horas afecta a los países, que pretenden enfrentarlo con respuestas nacionales o las tardías respuestas de la OMS, un organismo basado en las naciones que lo conforman, pero que no tiene la velocidad, ni las herramientas para enfrentar al virus del COVID 19, que ni fue el primero y lo que es más preocupante, ya sabemos que no es el último que la humanidad va a enfrentar.

Como tampoco la humanidad ha podido hacer callar las armas de la guerra y construirle viabilidad a una salida negociada, diplomática, a la conflagración irracional que pone en vilo al mundo entero, en un juego de acomodos y reacomodos geopolíticos que solo sirven a oscuros intereses.

Termino con esta idea, no es una época de individualismo, es el individualismo egocéntrico y la incapacidad de tener una mirada responsable desde hace varios lustros, la que nos llevó a esta crísis global en medio de líneas diversas y fenómenos distintos.

También entiendo que no serán las viejas recetas las que nos van a permitir construir una sociedad más justa y equitativa.

Debemos unir las miradas, los saberes, las fuerzas, para construir colaborativamente la salida para un mejor Panamá, que si bien no justifica tanto dolor, por lo menos que demuestre que hemos aprendido.

Hago un llamado especial por tres temas que considero relevantes y que reitero, entre otros: La Educación de Calidad, el Acceso a la Salud, y el potenciamiento de las capacidades innovadoras productivas para la generación de empleos.

La iniciativa del PACTO del BICENTENARIO «CERRANDO BRECHAS» es una buena posibilidad, pero hay muchas maneras de colaborar dejando  atrás el dolor, los enojos y las quejas, para realizar nuestros aportes a la construcción de una sociedad que sale de la crisis aprendiendo y transformándose de manera positiva.

Respetuosamente,

Benjamín Colamarco Patiño

Panamá, enero 2023

www.benjamincolamarco.com

EL ESTADO DEBE DEFENDERSE

Hoy pareciera que nos movemos hacia un escenario de inestabilidad e incluso de volatilidad que afecta a las estructuras, conjuntos sociales, e instituciones que caracterizaron el siglo XX.

Podríamos conceptuar, que esto está en el origen de una crisis de confianza que está erosionando los canales de la representación y a las tradicionales organizaciones políticas y sociales.

Estamos hablando de los conceptos de «sociedad líquida» o «modernidad líquida» (ver Z. Bauman) cuyos flujos no tienen una dirección reconocible, afecta tanto al público, como sus representantes, a la sociedad, a las instituciones y a los partidos políticos.

Tenemos sociedades hoy, que  resulta tan difícil definir, en un espacio que ya no está estructurado tan nítidamente.

De lo que sí estoy seguro es de que una sociedad con un sistema político débil, beneficia a quienes pretenden «pescar en río revuelto» en función de abyectos intereses.

A la Luz de los acontecimientos, podemos darnos cuenta de que los espacios de organización y articulación social que el Estado deja libres, son inmediatamente ocupados por el crimen, por las mafias, por poderes que lo son todo menos responsables, probos, transparentes y democráticos.

El Estado debe defenderse y la Política debe recuperar su posicionamiento central en la conducción de la colectividad.

Benjamín Colamarco Patiño

www.benjamincolamarco.com

Panamá, 14 noviembre 2021