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Presentación a propósito de las palabras del Dr. Benjamín Colamarco Patiño en el Aeropuerto de la Ciudad de Penonomé el 31 de julio

Cumpliendo con la hermosa y sentida tradición de evocar la trayectoria del General de División Omar Torrijos Herrera, el día 31 de julio, fecha de su desaparición física, el Partido Revolucionario Democrático, vale decir, el pueblo todo que lo admiró y acompañó en sus desvelos por una Patria con mayor justicia y equidad política y social, se congregó en el aeropuerto de la ciudad de Penonomé, para rendirle justo tributo de gratitud y reafirmación de los principios que sustentaron su lucha patriótica, soberana y popular.

En la ocasión y por honrosa delegación del  entonces Secretario General del Partido Revolucionario Democrático, y en ese momento Primer Mandatario de la Nación, Licenciado Martín Torrijos Espino, hizo uso de la palabra el Dr. Benjamín Colamarco Patiño, militante destacado de nuestra organización, compañero comprometido con la causa patriótica y miembro del equipo de Ministros que acompañó la gestión del Presidente Torrijos.

El Dr. Colamarco, inspirado por la conmemoración, improvisó su exposición y, de manera tanto analítica como didáctica, trazó una panorámica de las principales enseñanzas legadas por nuestro inolvidable «Viejo», destacando las responsabilidades que corresponden a la dirigencia y militancia del Partido, así como al conjunto de la ciudadanía en estos momentos de transición histórica, cuando nuestro país, reclama la necesidad de recuperar un liderazgo capaz de articular ideas, generar sentimientos de simpatía y lograr acuerdos que re-direccionen las acciones hacia el objetivo del bien común, materializando transformaciones socio económicas e institucionales innovadoras en procura de dar un salto cualitativo hacia el futuro.

He aquí las reflexiones expresadas en las sinceras palabras del Dr. Colamarco  Patiño,  transcritas, ajustadas y complementadas con pensamientos de Omar Torrijos, para su  amplia divulgación.

Adán Castillo Galástica

 

En 1968, cuando la Guardia Nacional irrumpió en el escenario político nacional, las circunstancias se plantearon en los términos en que el propio General Torrijos los recogió en ese documento fundamental que escribió poco tiempo antes de su desaparición física: «La Línea».  Allí expresa con claridad las razones objetivas que dieron, permitieron y posibilitaron el desarrollo del Proceso Revolucionario.  Y es que el “organismo político nacional”, como decía el General Torrijos, experimentaba los síntomas de la descomposición social acumulada durante muchos años, anteriores al  11 de octubre.  La clase política dominante, de corte oligárquico, que se alternaba en el poder y que mantenía un recambio en sucesión periódica permanente en el mandato del país desde el inicio de la República, se encontraba en su nivel más bajo de descalificación. Las contradicciones en función de sus particulares intereses, entre la oligarquía agraria y la oligarquía transitista, habían generado durante los años anteriores a 1968, con puntos álgidos durante las elecciones de ese año, caracterizadas por la violencia, la diatriba y el engaño, un profundo descreimiento en las instituciones y su progresivo resquebrajamiento. Grandes grupos humanos de la ciudad y del campo se mantenían marginados de toda opción de progreso y bienestar. Ante esas circunstancias, la oficialidad joven, como parte de la Guardia Nacional, tomó la decisión de irrumpir en el panorama político… “para erradicar los males profundos que se manifestaban en la epidermis social, para transformar  las cosas, para cambiar el rumbo, para enmendar la situación” y bajo el liderazgo del General Torrijos se fueron cumpliendo paulatinamente las etapas correspondientes y necesarias en la trayectoria evolutiva del movimiento revolucionario.

 

«TRABAJAMOS A PARTIR DE MENOS CERO CARIÑO»

 

El General Torrijos decía que cuando la Guardia Nacional irrumpió en el escenario ante las difíciles circunstancias que se vivían en el Panamá de ese entonces, accediendo al poder público el 11 de Octubre de 1968, se inició la revolución con «menos cero cariño» o sea “cero” confianza.  Y así lo escribió: Con menos cero cariño iniciamos esta transformación… «trabajamos a partir de menos cero cariño por parte del pueblo».  Pero también dijo que «estábamos bajo el absoluto convencimiento que teníamos la capacidad, la voluntad y la determinación de cambiar las circunstancias nacionales y romper ese matrimonio entre la oligarquía y malos predicadores con la Guardia Nacional y contraer nuevas nupcias con los más sagrados y más caros intereses del pueblo panameño».  Y emprendió, con la determinación de quien tiene la convicción de la razón y la fortaleza de sus ideales, ese Proceso de transformaciones acompañado de una pléyade de panameñas y panameños, con uniforme y sin uniforme, que se sumaron a ese esfuerzo transformador de la sociedad panameña.  Así, se fueron conquistando espacios en la conciencia y en los corazones de la colectividad istmeña.  Se fue estableciendo la arquitectura del entramado social y político, que debía sustentar a futuro ese proceso de transformaciones revolucionarias que él inició y que se fue profundizando a partir del 16 de Diciembre de 1969.  Se establecieron las etapas de ese proceso, con una visión de largo plazo y una orientación definida por el compromiso de cambiar viejas estructuras y modelos y servir a las comunidades. 

 

A través del PATRULLAJE DOMÉSTICO a lo ancho y largo de la geografía nacional, se fue recuperando espacios y ganando aquel cariño que fue creciendo en la gente, en los más humildes, de «menos cero cariño» a «mucho más que mucho cariño», según su propio decir.  Torrijos estaba en el convencimiento de que con el tiempo se había ganado el cariño suficiente para que se le diera un voto de confianza en la reestructuración del Gobierno Revolucionario.

 

  “Yo explicaba que un gobernante está más cerca de su pueblo en la proporción en que ese pueblo lo entiende más. La ley es más justa mientras más cerca está del hombre…” (Omar Torrijos, 1974, Discurso Universidad de Buenos Aires, invitado por Juan Perón)

 

«EL QUE DA CARIÑO RECIBE CARIÑO»

 

Decía al inicio, que el 31 de julio de 1981 el pueblo entero lloró su desaparición física, demostrando efectivamente que «el que da cariño, recibe cariño».  Y es que en aquel patrullaje doméstico, visitando comunidades, caseríos y pueblos olvidados por los gobiernos precedentes, fue conociendo las profundidades de las necesidades sociales de nuestra gente, tanto de los sectores urbanos, como en las áreas de más difícil acceso.  Se fue percatando que en esas comunidades existía o surgía siempre un líder natural, un vocero, un adalid de las reivindicaciones y de las esperanzas de esas comunidades y de esas culturas geográficamente ubicadas en nuestras provincias.  Comprobó sobre el terreno, con sus realidades, que ese liderazgo natural en las comunidades tenía una expresión genuina, valedera y profunda en el desarrollo de su pensamiento y en la claridad de sus planteamientos para con él como líder del Proceso Revolucionario: “…porque somos unos convencidos de que es imposible lograr una transformación profunda presionando desde arriba hacia abajo. Si ella no tiene su base de sustentación en el hogar, en el barrio, en la comunidad, esa transformación no se puede garantizar. Y por eso estamos empeñados en los programas de infraestructura social, de cobertura educativa, de Reforma Agraria, de Desarrollo de la Comunidad, de descubrir líderes, porque un proyecto es tan grande o tan efectivo como la calidad y la magnitud de los seres que lo dirigen” (Omar Torrijos). De allí surge, en el diseño de la arquitectura para la construcción del Proceso, la idea de la creación del Poder Popular.

 

 En 1972, a través de una amplia y democrática consulta popular, se cumple la primera etapa de ese proceso transformador de cambio institucional en la República de Panamá, con la integración por el voto directo, de la Asamblea de los 505 Representantes de Corregimientos, los Representantes del Poder Popular, instalada en octubre de ese año con poderes Constituyentes.  A partir de ese momento, con esa experiencia y esa visión transformadora, se profundiza la Revolución Octubrina y se produce el mayor porcentaje de esfuerzo colectivo para mejorar las condiciones y la calidad de vida del conjunto de la sociedad panameña: en lo institucional, creando nuevos organismos e instancias para la atención de las demandas ciudadanas; en lo Jurídico, nuevas normas, leyes y cuerpos legales que permitieran consolidar esa participación en las decisiones que afectaban al conjunto de la sociedad y consagrar los derechos de ciudadanía en igualdad de condiciones para todos; en lo Político, ampliando la participación popular a través de los organismos idóneos establecidos para tal fin.  Además se produjo la mayor transformación en términos de docencia y educación que se ha dado en este país.

 

«EL ALPINISMO GENERACIONAL»

 

   Pero ciertamente, en función de nuestra reivindicación nacionalista, y es muy importante señalarlo, supo recoger la acumulación histórica de lucha, de muchas generaciones de panameñas y panameños, que desde la firma del leonino tratado Hay-Bunneau Varilla de 18 de noviembre de 1903, lo dieron todo por la recuperación de nuestra plena integridad soberana y la desaparición de la «Quinta Frontera» que él definió también en sus escritos y en sus discursos, que se constituyó en la antigua y ya desaparecida Zona del Canal, una colonia extranjera en el corazón de nuestra Patria.

 

   Supo alzar la voz de la dignidad, denunciando ante Panamá y el mundo la vergüenza de la existencia de un «gobernador» Zoneíta, de un «procónsul» extranjero, usurpando nuestra jurisdicción, que él muy bien calificó en aquella enorme manifestación en la Plaza 5 de Mayo, cuando, apuntando con su dedo hacia la cerca oprobiosa del otro lado de la Avenida de los Mártires, en esa época llamada “Avenida 4 de julio”, con el orgullo y el patriotismo en el pecho : «¿GOBERNADOR DE QUÉ?».  Desde ese momento unificó en un solo haz de voluntades a los panameños y las panameñas en un proceso de reivindicaciones soberanas de nuestro pueblo para lograr desenclavar la ultima estaca colonial en nuestro país.

 

   Y así fue, paso a paso, construyendo viabilidad política y diplomática, para lograr el 7 de septiembre de 1977, la firma de los Tratados Torrijos-Carter y concitar para Panamá el apoyo internacional, no sólo de nuestros países hermanos de América, sino de los países del mundo.  En consecuencia, además del patrullaje doméstico fue también desarrollando el patrullaje internacional para convocar esa solidaridad con las luchas históricas del pueblo panameño y lograr así materializar la desaparición de esa «quinta frontera» del corazón de nuestro territorio.

 

  “El pueblo panameño tiene una conciencia clara de sus derechos y no hay factor político o de otra especie que logre dividirlo en cuanto haga referencia a la dignidad nacional” (Omar Torrijos, discurso en reunión con la empresa Goldman Sachs & Co.).

 

 

«LA ORGANIZACIÓN COMUNITARIA»

 

 

    Pero no se concentró únicamente en ese esfuerzo fundamental, soberano, justo, de nuestro país, sino que paralelamente mantuvo una constancia y una perseverancia extraordinaria para darle contenido a otros proyectos importantes en la transformación del Estado. En lo económico, en lo cultural, en lo político, en lo social, en lo institucional, se fue avanzando poco a poco.  En septiembre de 1977, se firman los Tratados, pero también se logran muchas aspiraciones del pueblo panameño: en la organización comunitaria, en la organización popular; con los Asentamientos Campesinos; el sistema cooperativo; las Juntas Comunales y Locales; las Juntas Agrarias; los Comités de Salud, la participación popular y la construcción de un Estado docente, con una profunda Reforma Educativa, que permitiese una educación pertinente, patriótica, científica, técnica, adaptada a esa realidad transformadora que se estaba dando en este país, convencido de que educar es liberar, educar es crear voluntades.  Reforma Educativa que, en octubre de 1979, nueve días después que entramos en la Zona del Canal aquel 1 de Octubre, cuando entran en vigencia los Tratados firmados en 1977, la politiquería retardataria de sectores adversos al cambio, de manera contradictoria, dan al traste con el proceso de Reforma Educativa cuyas consecuencias todavía sufrimos.

 

Lo que quiero destacar es que el General Torrijos no solamente se empeñó en el tema de las reivindicaciones soberanas, sino que mantuvo la constancia de darle coherencia al resto de las transformaciones necesarias para consolidar ese Proceso Revolucionario que debía caminar hacia el mejoramiento de las condiciones y la calidad de vida de los panameños y las panameñas y ampliar las oportunidades en el seno de la sociedad.

 

  “En lo social concentramos nuestro mayor esfuerzo. Queremos liberar al pueblo de su frustración; deseamos darle confianza en su capacidad de resolver problemas; tratamos de entregarle herramientas y de guiarlo y orientarlo con la palabra llana que él entiende; buscamos oportunidades que le permitan desarrollar su potencial”… “Ningún país conserva su estabilidad y orden si se mantienen grandes grupos humanos marginados del progreso”. (Omar Torrijos)

 

 ¿Y cómo no recordar el cambio radical y fundamental que tuvo una institución, por señalar apenas un ejemplo, como el Instituto para la Formación y el Aprovechamiento de los Recursos Humanos, el IFARHU?… La cantidad de panameñas y panameños que tuvieron acceso a la educación y la cantidad de compatriotas que lograron profesionalizarse, no solamente en Universidades o Centros de Educación Superior en Panamá, sino en el exterior.  Cientos y cientos de panameños beneficiados por el sistema de becas, potenciado a través del Seguro Educativo creado por la Revolución panameña, bajo el liderazgo del General Torrijos.

 

«UNA UNIVERSIDAD DEMOCRÁTICA Y POPULAR»

 

Cuántos panameños hoy recordamos con la tristeza de la desaparición física del General Torrijos, la oportunidad que ese Comandante y ese Gran Líder nos dio, para poder hoy posesionarnos de tantas conquistas sociales.  Cuánta gente, cuantos miles de panameños tuvieron la oportunidad de tener una movilidad social ascendente en virtud de esa ampliación de oportunidades en la educación superior y de profesionalización para el desarrollo del país.  Y cuántos panameños y panameñas, podrán decir hoy, aunque haya quienes mezquinos en sus pensamientos pretendan olvidar o quieran ignorar que la Universidad Nacional de Panamá se transformó con el General Torrijos, para dejar de ser una Universidad elitista y constituirse en una Universidad Popular, con acceso a miles y miles de panameños que antes de la Revolución Octubrina no tenían oportunidades de continuar la Educación Superior. 

 

Todo esto y muchas cosas logró el General Omar Torrijos, no solamente la recuperación del Canal que es efectivamente el hito más importante, pero no el único del Proceso Revolucionario.  Hubo un cambio sustantivo en la concepción del desarrollo y las alternativas para la gente.

 

“En lo cultural, buscamos ayudar al pueblo a que fortalezca su espíritu. Traducido al nivel nacional, ese espíritu es la nacionalidad panameña compuesta por sus tradiciones, historia y valores. En última instancia, es esa la primera fuente del desarrollo y, por ello, hemos de fortalecerla para que surja con toda fuerza positiva”. (Omar Torrijos).

 

«SUBLIMES IDEALES DE INDEPENDENCIA Y DIGNIDAD»

 

He escuchado a algunos comentaristas, decir que «la firma de los Tratados Torrijos-Carter era un hecho inexorable que se iba a dar, no importando las circunstancias». Lo que omiten es el hecho cierto que en 1964 después de los hechos aciagos del 9,10 y 11 de Enero, cuando se rompió relaciones con Estados Unidos, al reanudarse esas relaciones diplomáticas, se planteó negociar con la Nación del Norte, presentándose una propuesta de tratados, conocidos como los «Tratados 3 en 1», que fueron objetados por amplios sectores de la sociedad y de la Asamblea Nacional.

 

Lo cierto es que históricamente, cuando se trataba de negociaciones, prevaleció siempre una mentalidad y una actitud revisionista y no una voluntad y una determinación abolicionista, en la dirección de abrogar el Tratado de 1903.

 

Tal vez olvidan que con el General Torrijos realmente hubo un cambio sustantivo en la política de lucha con relación a la recuperación de nuestra soberanía.  Que no fue un hecho inexorable, ni mucho menos, la firma de los Tratados Torrijos-Carter, sino mas bien, la construcción precisa, determinada, organizada y premeditada del Comandante Torrijos y del equipo de Gobierno que lo acompañó en ese proceso.  Un equipo inspirado por sublimes ideales de independencia y dignidad, un equipo de trabajo constituido por hombres y mujeres, comprometidos con el proyecto nacional que él destacó y resaltó tanto.

 

“En lo internacional, buscamos presentar una imagen clara de lo que somos como país; queremos concluir una negociación sobre el Canal de Panamá que llene las aspiraciones justas del pueblo panameño, y buscamos acercarnos a nuestros vecinos en la formación de instituciones regionales y en la consolidación de la solidaridad latinoamericana”. (Omar Torrijos).

 

Costó mucho llegar a ese 7 de septiembre de 1977, en consecuencia, no puede bajo ninguna circunstancia considerarse como un “hecho inexorable”, repito, sino el resultado de un hecho construido y sustentado en una acumulación histórica y una voluntad política inquebrantable.  No reconocer que hubo un cambio radical en esa mentalidad de dirigente de Torrijos con relación a todo lo que hubo anteriormente, me refiero a la antecedente política revisora del Tratado de 1903 y su replanteamiento en procura firme de su abrogación como objetivo del Proceso Revolucionario, no reconocer todo esto, es no conocer, ni reconocer la historia de nuestro país.  Por eso el General Torrijos, es indiscutiblemente el líder más importante, más profundo, con mayor proyección de futuro que tiene la República de Panamá. La historia, en efecto, se encargará de reconocer  los méritos de ese dirigente nacional.  La imagen y la fortaleza del General Torrijos se mantiene firme y fuerte en el corazón de nuestro pueblo, y no solamente en las generaciones de los años 70 y 80 del siglo XX, sino que también en amplios sectores de la juventud nacional se encuentra permeada en su profundidad, la imagen de cambio y de reivindicación social del General Omar Torrijos Herrera.

 

   “Creo que el único mérito que yo tengo, es, precisamente, el de saber comunicarme con mi pueblo y el de saber que de la expresión más sencilla usted puede sacar grandes enseñanzas.

Nuestra lucha doméstica, el alza de la vida, el petróleo, todas esas cosas, lo llevan a uno a ocupar todo su tiempo. Yo llegué a pensar que la lucha por la liberación de nuestro país, por el perfeccionamiento de la independencia (como dice mi estimado canciller Tack) y que yo diría, por la erradicación de la bandera intrusa, era una batalla que estábamos librando solos contra un león, pero un león que tiene dientes y garras. Y llegué incluso a adoptar una actitud medio derrotista. Sin embargo, he sido fuertemente impactado. He sido impactado por la actitud del pueblo argentino al ver el calor humano con que nos han recibido y por ver el respaldo que ustedes le dan a nuestra causa”.

 

“Allá en Panamá tengo un gran problema, que es que nuestra juventud no cree en negociación sino en liberación. Pero yo no le quiero dar el pecho de la adolescencia a la gendarmería norteamericana. Y me cuesta trabajo convencerlos de que la liberación podemos conseguirla a costos sociales más bajos…

…Y es verdad que si uno es mandatario se pone a veces muy prudente aunque no quisiera serlo. Pero ellos adolecen de un defecto que quizás constituye su más grande virtud: el querer acelerar el proceso de cambios a velocidades que nos desmantelarían la carrocería estatal. Yo le digo a la juventud peronista, ahora hablando prudentemente, que el único hombre que tuvo vocación para acelerar, por presionar el acelerador del carro fue Fangio. Y si este peligro político existe, hay que estar conscientes de que la maquinaria estatal está constituida por miles de piezas, unas jóvenes, otras viejas, unas con grasa, otras sin grasa, y que si uno acelera mucho, todo se despedaza y es muy difícil, como dice el poeta, reconstruir un país con herramientas gastadas” (Omar Torrijos, 1974, Discurso en la Universidad de Buenos Aires, Argentina).

 

«UN LÍDER CON LUCES LARGAS MÁS ALLÁ DE SU TIEMPO»

Pero el General Torrijos no se quedó en el Siglo XX.  El General Torrijos murió en el pasado para vivir eternamente en el corazón de nuestro pueblo.  Sus proyecciones han sido tan preclaras que ha trascendido el Siglo XX y está con nosotros en el Siglo XXI.  Está con nosotros de la manera más literal posible.  Está con nosotros por nuestra ideología, por nuestro pensamiento, por los principios que encarnamos y por haber tirado La Línea con luces largas como él decía.

 

“Yo les agradezco sinceramente esta comunicación que hemos mantenido y la agradezco porque soy un devoto de la juventud, porque allí está el futuro. En esa juventud orientada, micro-organizada, que pelea, en esa lucha se van jerarquizando los futuros dirigentes de un país. Y cuando me dicen, cuidado con el imperialismo, a ellos solos se lo permito. Porque son celosos de sus fronteras  patrias, celosos de su bandera” (Omar Torrijos).

 

El General Torrijos enseñaba que había que saber conjugar o cambiar las luces, que si uno andaba siempre con las luces largas se podría chocar con el primer obstáculo que encontraba, pero si andaba con las luces cortas no podría ver la curva al final del camino, o ver más allá de la distancia limitada por esas luces cortas.  Me permito citar textualmente: «Hay que saber cambiar de luces constantemente.  Quien no usa las bajas, se tropieza con los obstáculos inmediatos, y quien no usa las largas, no llega nunca».  Que frase tan sencilla y cuán profundos los significados de esas ideas y conceptos del General Torrijos que supera la distancia de los tiempos y que nos ha permitido a nosotros los Torrijistas, saber efectivamente hacia donde vamos, saber poner las luces largas y conjugarlas con las luces cortas; saber distinguir entre lo estratégico y lo táctico; lo estratégico son las luces largas: el proyecto de país; y lo táctico las luces bajas: las tareas y objetivos intermedios.  Esto lo hemos aprendido los Torrijistas,  por eso, en mayo del año 2004, más de 714 mil panameños votaron por la propuesta Torrijista y esa proyección de luces las hemos asumido con responsabilidad y disciplina quienes mantenemos la vista firme en la construcción progresiva de una mejor sociedad, de una sociedad ideal.

 

 En el año 2001 iniciando el Siglo XXI, luego de haber desenclavado la última estaca colonial, habiendo recuperado nuestra plena integridad soberana y la administración por los panameños y panameñas del Canal de Panamá, hubo un punto de inflexión, un parte aguas en la historia nacional.  Se consolida nuestra verdadera independencia en virtud de los Tratados Torrijos-Carter que se manifiesta con la arriada de la bandera extranjera del corazón de nuestro suelo, cambia nuestra situación histórica y también cambia el Siglo.  Entramos a un nuevo milenio, con un nuevo contexto histórico, con otros escenarios sociales, con nuevas circunstancias, realidades y retos; con mayores desafíos.

 

«UNA VÍA PARA ALCANZAR UNA SOCIEDAD IDEAL»

En un mundo globalizado, en donde lo único seguro es el cambio, es preciso adaptar nuestra doctrina o ideología en orden a la dinámica relativa a la dimensión temporal en espacios variables de producción social, que se modifican constantemente.  Como quiera que una doctrina o ideología, define una vía para alcanzar la sociedad ideal de acuerdo al programa delineado, y siendo que la base principal de nuestra ideología es el proyecto o programa que proponemos para modificar, transformar y mejorar la situación presente o actual de nuestra sociedad, fue imprescindible producir un debate al respecto.

 

Así las cosas, en el año 2001 nuestro colectivo político toma la decisión para que de manera amplia y participativa discutiésemos, de abajo hacia arriba, la línea, las luces largas que debíamos utilizar para construir una mejor sociedad, porque esa es la aspiración y la voluntad de los Torrijistas: La construcción de una sociedad ideal donde haya democracia política, democracia económica y democracia social; donde prevalezcan los principios Torrijistas de libertad, de igualdad, de pluralismo, de justicia social y de solidaridad.  Entonces se discutió durante un año entero esta visión de largo plazo, esta visión de país con direccionalidad: definimos hacia donde queremos ir.

 

“NO HAY VIENTO FAVORABLE SINO PARA AQUEL QUE SABE ADONDE VA»

Hago un breve paréntesis para recordar una frase de Séneca, aquel filósofo de Roma de origen hispano latino inspirado en la doctrina estoica, a quien, dicho sea de paso, Nerón mandó a «suicidar» y de quien me permito citar: «no hay viento favorable, sino para aquel que sabe adónde va».  La profundidad de esa frase nos indica la necesidad de establecer un rumbo y seguirlo.  La brújula política del General Torrijos, definió la trayectoria en su momento y circunstancias; lo que él hacía era apuntar la línea hacia el objetivo final, las tareas intermedias o las tácticas le correspondían al equipo.  Analizando los hechos, nos percatamos de la claridad y visión de futuro que tenía cuando, como Arquitecto o Navegante, “diseñaba” y definía el rumbo del proceso de transformaciones, proyectándose con luces largas.

 

“…Pero estos problemas son mucho más fáciles de ser solucionados cuando se encuentra una comunidad, un pueblo que nos reta a poner la segunda parte, porque ya ustedes están dando el primer paso… Esta revolución no ha hecho más que encender el espíritu del pueblo, apagado por tantas generaciones”.

“Significa este gobierno un cambio de actitud en la vida del país. Un cambio que tiende a ayudar a quien más trabaja y a quien más necesita”. (Omar Torrijos, Reunión del Consejo General de Estado en Los Santos, 1971)

 

Retomando la idea, el partido de los Torrijistas panameños, el PRD, planteó la discusión de las luces largas, la definición del rumbo para el Siglo XXI, en el año 2001. Desde allí se estructuró la visión de país para los próximos 20 ó 25 años, es decir, las luces largas que deben indicarnos el camino durante el primer cuarto de este nuevo siglo.  La visión que queremos tener para construir esa mejor sociedad a la que aspiramos; una sociedad ideal.

 

Así queda consignado en nuestra nueva visión programática: «la Nación que debemos construir deberá sustentarse en la equidad y el desarrollo humano, mejorando la calidad de vida de todos los panameños y panameñas, para lograr una Nación física y moralmente saludable, con base en el principio de que el más valioso recurso del país es su gente, quienes asimismo han de ser los mayores protagonistas y beneficiarios del desarrollo nacional».

También se precisa que: «los Torrijistas, junto a los demás sectores patrióticos y democráticos de la sociedad panameña, constituimos la fuerza histórica capaz de asumir, en las nuevas circunstancias, la construcción de un nuevo país multiétnico y pluricultural, libre, próspero, justo, solidario, pacífico y soberano».

 

«NUEVA CULTURA POLÍTICA»

 

La orientación que adelantó en ese momento la dirección del partido, planteaba que los Torrijistas, dadas las nuevas realidades, debíamos desarrollar un esfuerzo consciente, activo y continuo de adaptación y flexibilidad, luchando por dotar al país de una nueva cultura política, y en virtud de la renovación de los métodos y prácticas del PRD, poseer una nítida identificación como el instrumento más idóneo de la sociedad para su necesaria transformación.

 

En la Declaración de Principios que surge de los debates amplios en el seno del Congreso Extraordinario Programático, quedó consignado que: «la doctrina y acción de los Torrijistas promueve una transformación de las estructuras injustas o atrasadas, para lograr el desarrollo humano, incluyente, integral, participativo y sostenible del país en beneficio de todos los sectores sociales, especialmente de los menos favorecidos, y convertirlo en una democracia moderna, pluralista, solidaria y participativa, sustentada en el desarrollo social, económico, político y cultural, en términos de una justicia y equidad sociales que corrijan las injusticias y desequilibrios históricos y donde se recompensen las aportaciones de cada uno al progreso y el bienestar generales».

 

Finalmente, se define al Partido Revolucionario Democrático, como: “una organización política permanente cuyo pensamiento político, fines y objetivos se inspiran en el ideario Torrijista y en los postulados ideológicos y programáticos de la SOCIALDEMOCRACIA”.

 

«COMPROMISO CON LA INSTITUCIONALIDAD DEMOCRÁTICA»

 Se reitera y consolida el compromiso con la preservación y desarrollo de la institucionalidad democrática y a partir de una renovada estrategia democrática, en el entendimiento de que la democracia es al mismo tiempo, medio y fin de la lucha política, nos dispusimos a ganarnos la confianza de la mayoría para que nuestro proyecto político nacional se ejecutara desde el gobierno.

 

En el 2004 ganamos las elecciones.  El gobierno del Presidente Torrijos asume la responsabilidad de conducir la nave del Estado durante un periodo relativamente corto, podríamos incluso identificarlo como las luces cortas, el lustro entre el año 2004 y el 2009.  Pero el proceso de cambios no se agota en ese lustro… el proceso no se agota en ese quinquenio, porque las luces largas nos señalan el camino para una transformación más profunda que no se logra ni se resuelve en el corto plazo, sino con el seguimiento de ese programa transformador que debatimos y definimos para los próximos 20 años.  Aquí radica la responsabilidad de nosotros los Torrijistas para con el conjunto de la sociedad panameña, para dar garantías de continuidad de ese proyecto transformador hacia una sociedad ideal, de oportunidades y de mejoramiento de la calidad de vida.

 Ciertamente, hoy que nos debatimos con nuevas realidades, con un entorno social y un contexto político complejo, tenemos que analizar con mucha claridad los acuerdos que tenemos como sociedad y como colectivo, para poder darle continuidad a ese impulso transformador que colectivamente debemos liderar.

 En la práctica política de gobierno, le correspondió al PRD, emprender con voluntad y decisión, en muy corto plazo, un paquete importante de reformas políticas, económicas, comerciales y sociales, que abrieran paso para el desarrollo del programa de largo plazo, en su fase inicial y que garanticen estabilidad económica y política.

 Queda claro, desde nuestra perspectiva, que es fundamental promover el crecimiento económico constante y sostenido, pero como Torrijistas y socialdemócratas estamos convencidos de que un crecimiento que no responda a imperativos sociales iría en contra del progreso.

 Por otro lado, los mecanismos de mercado no pueden garantizar por sí mismos el cumplimiento de los objetivos sociales del crecimiento económico.  Una política económica democrática tiene como legítima función promover el desarrollo que abra oportunidades de futuro a la vez que mejore las condiciones y calidad de vida del conjunto de la sociedad, especialmente de los estratos más débiles.

 

«UNA ECONOMÍA MÁS EFICIENTE, PRODUCTIVA Y EQUILIBRADA»

 A la luz del Programa de largo plazo del PRD, caminar hacia un orden económico más equitativo es necesario no sólo por motivos de solidaridad, sino también para crear una economía más eficiente, productiva y equilibrada.

 

Al final lo que perseguimos como proyecto, visto con luces largas, es la construcción de una sociedad de oportunidades, con derechos de ciudadanía fortalecidos, pero también con deberes que cumplir.  Una sociedad materialmente más equitativa, políticamente más democrática y socialmente más justa.

 

  “Cuando se hace un cambio, se debe cambiar de actitud, no una cara y un nombre, por otra cara y otro nombre. Si no se va a cambiar de actitud, es preferible dejar a la gente que se tiene, porque por lo menos tiene experiencia en ese tipo de actitud”. (Omar Torrijos).

 

Por eso, lo que debemos hacer los Torrijistas de hoy, con una actitud nueva y la mística de quienes nos sostenemos sobre una plataforma de  principios, valores y doctrina, es reverdecer nuestro entusiasmo, avivar el fuego de nuestras esperanzas y de nuestras reivindicaciones, consolidar nuestras fuerzas; unificar nuestro criterio y comprometernos para cumplir con esas tareas intermedias de las cuales nos hablaba Omar, siempre en la correcta dirección histórica, porque bien decía él que “más vale avanzar pocos centímetros en la correcta dirección, que muchos metros en la dirección equivocada». 

     Ese rumbo, esa direccionalidad que se deriva de su pensamiento, asimilado y procesado por sus mejores intérpretes, nos impele a recuperar nuestra IDENTIDAD política, para volver a ganar aquel espacio que hayamos podido perder o que nos quieren quitar, ocupar o “expropiar”: EL ESPACIO SOCIAL Y POLÌTICO DEL TORRIJISMO.

   Tenemos una clara ubicación ideológica, que se corresponde con un discurso coherente y una práctica política: la DEMOCRACIA SOCIAL…  esa de la mayor participación de los sectores sociales en las decisiones que los afectan, el de la plena vigencia de los principios fundamentales; aquel de la YUNTA PUEBLO – GOBIERNO, el de la organización y desarrollo de la comunidad, el del cooperativismo…el del Estado coordinador, laico y de bienestar…el de la reforma y democratización de la economía, el de la preservación de la dignidad nacional y la cohesión estatal nacional de la República; el de las alianzas con la gente.

    Hablamos entonces de que el reformismo, la construcción de consensos y la búsqueda constante de la conciliación entre eficiencia y justicia social; entre crecimiento económico y equidad; entre responsabilidad y libertad; entre nacionalismo e integración latinoamericana, ampliando las oportunidades y los derechos de ciudadanía en el seno de la sociedad, sin caer en el burocratismo y resaltando el valor de la solidaridad, pasa a ser el contenido esencial de la práctica política de los Torrijistas en la sociedad de hoy.

Esa es la conciencia que debemos tener, caminar en la dirección correcta, y seguir empeñados en ese camino para mejorar las condiciones nacionales y sus oportunidades.  En esas tareas intermedias, nos corresponderá a cada uno de nosotros jugar el mejor papel de cada cual, con unidad, con militancia, con lealtad, con fortaleza, con disciplina, con responsabilidad, con esperanza, con entusiasmo… porque no podemos ser Torrijistas si no somos optimistas, porque optimismo y Torrijismo son sinónimos.

 

  Las cosas se obtienen a base de perseverancia, esfuerzo y trabajo.  Estamos seguros que vamos a lograr nuestros objetivos estratégicos para que sigamos adelante en esa correcta dirección histórica.  De esta manera y sin la menor sombra de dudas, llegaremos finalmente a ese objetivo final liberador, donde el Comandante Omar nos espera firme, con un patriótico saludo militar

 

Benjamín Colamarco Patiño

Ensayo conceptual para la capacitación política

A MODO DE INTRODUCCIÓN

Cuando nos disponemos a redactar, sobre la base del conocimiento y las experiencias, un texto único, sencillo y lo más esquemático posible, sobre POLÍTICA Y PARTIDOS POLÍTICOS y SOCIALDEMOCRACIA COMO FUNDAMENTO IDEOLÓGICO DEL PRD, con la pretensión de que sirva de documento para la formación política, la sana crítica y el debate, estamos seguros que al divulgarse, generaremos toda clase de observaciones. Ese estímulo, desde una perspectiva positiva, reafirma la necesidad de construir, con fundamento en una concepción ideológico-programática,  un espacio para el debate de las ideas y la profundización de estas con el aporte de quienes se identifican con la necesidad de fortalecer la unidad de propósitos a partir de una doctrina compartida; de una ideología  común.

La historia de las ideas, instituciones y formas políticas es un sector importante de estudio para todo militante de un partido político serio.

Toda explicación de hechos requiere un mínimo de conceptualización teórica, y este esfuerzo intelectual cuadra con la dimensión doctrinaria de los objetivos que perseguimos como políticos en un mundo complejo y cambiante, en el que el concepto persona es un resultado de las relaciones sociales y donde aspectos como el de la dignidad y libertad de la persona humana deben ser subrayados con responsabilidad.

Se trata en fin de presentar al criterio del lector desde nuestra posición, conceptos sobre la persona, la sociedad y el poder.

La política es necesaria, como explicaremos más adelante, dada la permanencia de conflictos y contradicciones en la convivencia social. Para resolverlos, distanciándonos de la violencia, hay que recurrir a los medios POLÍTICOS.

A pesar de una supuesta o pregonada despolitización en nuestro país y en el mundo  – fenómeno político a ser debatido­ – desde nuestra perspectiva, la política permanece y continúa siendo necesaria. Podrá relativizarse o desdibujarse producto de desviaciones perniciosas de la politiquería insustancial, pero, al fin, las variables políticas­ remergen con sus propias virtualidades derivadas de su esencia y razón, positiva por antonomasia.

Existen quienes desde pretendidas posiciones “a políticas” o “anti-políticas” o “tecnocráticas” o neoconservadoras, desarrollan tesis que inducen a la sustitución de la política por  el individualismo extremo, exacerbado desde un enfoque ultra pragmático. Por otro lado, hay quienes entienden el significado de la sustitución de la política, por la administración de las cosas y la dirección de los procesos de producción o en otra dirección, por la administración pública “per se” y por la tecnoburocracia.

A Propósito, permítanme expresar algo acerca del papel de los tecnócratas en el Estado de nuestros tiempos.

Los tecnócratas propenden a despolitizar – desideologizar los problemas y a contemplarlos desde el prisma estrictamente técnico. Ello entendemos es una consecuencia natural de su formación particular y de su misión concreta y específica.  La abstracción técnica y el interés de los tecnócratas son el gran enemigo de la organización racional de la sociedad y en la medida que la política estriba en el juego de los intereses y la democracia consiste en su arreglo y ajuste, los tecnócratas son antipolíticos y pudiesen incluso rayar en lo antidemocrático.

Los devotos del barbarismo tecnocrático consideran innecesarias las ideologías y la sed de ganancias materiales parace que pretende reemplazar los ideales. Pareciese que vivimos en una crisis de la razón humana, que hasta ahora no puede combinar bien los valores y principios con las ciencias. A los que reivindicamos la política como arte y ciencia noble, nos corresponde lograr la fusión de ambos  en una razón tecnopolítica: ideología con ciencia.

Lo cierto es que el equilibrio tecno-político es fundamental, ese balance justo  entre lo político y lo técnico es la clave para el desarrollo de la gestión del Estado Los políticos somos poseedores también de nuestra técnica, entendida como: “respuesta del ser humano al reto de la naturaleza y la sociedad” (Ver W. Mills), técnica que se adquiere a través de la formación, el estudio y la experiencia. Podemos colegir entonces, a partir de este prisma, que técnica es el conjunto de conocimientos teóricos y prácticos, instrumentales y de habilidades que capacitan a la persona para mejorar su bienestar.

Conceptúo que si motivamos abordar el tema de las ciencias y técnicas de gobierno sobre espacios de producción social, en algo podremos contribuir a despejar el camino del rescate de las ideologías hacia el centro de gravedad de la razón tecnopolítica.

La experiencia y la historia han demostrado que incluso al administrar las cosas es preciso continuar gobernando los seres humanos sobre espacios públicos comunes, controvertidos por la interactuación social. Entonces, parece obvio que el político es insustituible porque la acción política cuenta con factores ideológicos, influjo de la opinión pública, adaptabilidad y sobre todo, exige una síntesis inaccesible al tecnócrata especializado en la selección de medios con prescindencia del entorno social, para obtener fines limitados.

Existe una clara configuración e institucionalización de la convivencia política. Así, la política es, pues, el destino de la persona y cualquier intento de suplantarla es desconocer la naturaleza humana admitiendo una desmesurada dosis de utopía.

La política no implica algo penoso para la humanidad, puesto que la actividad política es una noble tarea, “un noble gran juego”… “que confirma la naturaleza política del hombre y contribuye a desarrollar su personalidad promocionándolo a la convivencia a través de las estructuras pluralistas”, como señalara Lucas Verdú.

¿Qué se entiende por POLÍTICA?

Desde Aristóteles, en pleno auge de la democracia ateniense en los siglos V y IV a.c., la categoría de POLÍTICA  conformó un espacio superior de la vida en sociedad. Aquel de una comunidad política, propiamente autosuficiente, constituida por instituciones que posibilitaban una existencia mejor, ungidas del sentido del bien y del mal, de lo justo y de lo injusto. Dicho espacio quedó ligado, desde su comienzo, al marco definido por la “polis”, terminando por estructurarse una suerte de “hogar público” como refiriera el Profesor Cortina.

Podemos señalar entonces, que el término  política proviene del griego POLIS: ciudad, es decir, la comunidad integrada por un conjunto de hombres que residían sobre un territorio delimitado, que estaba regido por un gobierno autónomo. Así lo político o la política era lo relativo a la “polis” y de algún modo hacía referencia a los asuntos públicos.

Lo público, la legitimación del poder y la forma de desenlazar los diferendos pasaron por diferentes etapas a lo largo de la historia de la humanidad. El hecho de que la voluntad de los gobernados fuera adquiriendo una presencia evidente en los supuestos justificativos del usufructo del poder fue un paso decisivo.

La expansión del capitalismo  y de la democracia supuso la mayoría de edad para la política.

Durante todo el siglo XX, la dimensión pública de lo social  se enseñoreó  del estado de cosas contribuyendo a la floración de matices del término POLÍTICA.

Si directamente acudimos a un diccionario veremos que por política se entiende:

  1. Arte, doctrina u opinión referente al gobierno  de los Estados;
  2. Actividad de los que rigen o aspiran a regir  los asuntos públicos;
  3. Arte o traza  con que se conduce un asunto o se emplean los medios para alcanzar un fin determinado.

Cabría referirse a cuatro concepciones diferentes:

1-La política como acción de gobierno;

 

2-La política como actividad humana;

 

3-La política como sistema político;

 

4-La política como conocimiento del desempeño del poder.

Podemos deducir que:

La POLÍTICA implica una forma específica de comportamiento humano que se relaciona con el gobierno, con la dirección de la COLECTIVIDAD.  El arte de lo posible, o de hacer posible lo necesario.

Si tuviese que resumir una definición teórica de lo que es POLÍTICA, tendría que definirla como la ciencia y arte de gobernar sobre espacios públicos comunes.

¿Cuál es la esencia de la POLÍTICA??

Según Julien Freund:

“La actividad social que se propone asegurar por la fuerza, generalmente fundada en el derecho, la seguridad exterior y la concordia interior de una unidad política particular, garantizando el orden en medio de las luchas que nacen de la diversidad y de la divergencia de opiniones y de intereses.”

Para Deutsch:

“la política es en cierto sentido la toma de decisiones por medios públicos”.

Se trata en síntesis de una ACTIVIDAD SOCIAL, o sea una conducta humana que se produce en el contexto de la sociedad.

Si por cultura entendemos el hacer humano con un determinado sentido, la política es una forma más de cultura y la cultura también es política.

¿Qué Son los Partidos Políticos?

Para Edmund Burke: “un partido es un grupo de hombres unidos para fomentar, mediante sus esfuerzos conjuntos, el interés nacional, basándose en algún principio determinado en el que todos sus miembros están de acuerdo”.

Para Andrés Serra Rojas:

“Un partido político se constituye por un grupo de hombres y mujeres que son ciudadanos en el pleno ejercicio de sus derechos cívicos y que legalmente se organizan en forma PERMANENTE, para representar a una parte de la comunidad social con el propósito de elaborar y ejecutar una plataforma política y un programa nacional con un equipo gubernamental”.

Weiner señalaba que:

“El Partido debe ser una organización durable”

La Constitución panameña de 1972 señala que: “los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular y son instrumentos fundamentales para la participación política…”.

ORÍGEN DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS

La noción de partido, fue objeto de estudio ligada a “fracción” a partir del siglo XVIII. Pero en realidad no se asienta en la vida política de los Estados sino hasta bien entrado el siglo XIX.

Sus raíces más antiguas las encontramos en la Inglaterra del siglo XVII.

La confrontación entre la Corona y el Parlamento dio lugar a las formas partidistas embrionarias. Podríamos decir que en torno al Parlamento  y en defensa de la capacidad de éste para defender los intereses de la burguesía emergente, se formó el grupo o fracción de los WHIGS, que pugnaban por la tolerancia en materia religiosa y por un incremento en la participación política.

A favor de los privilegios reales se organizaron los TORIES, integrantes de la aristocracia tradicional y beneficiarios de la autoridad del Rey.

La Revolución Gloriosa (1688), trasladó el centro de poder de la Corona al Parlamento y éste se convirtió en el campo de batalla entre Tories y Whigs, que empezaron a actuar como formaciones partidarias.

La legitimación de los partidos en el orden político fue apoyada decisivamente por dos fenómenos:

  1. El desarrollo del SUFRAGIO.
  2. El aumento y consolidación de los grupos sociales urbanos, tanto grupos medios como proletarios.

La democratización de la sociedad produjo la integración de la mayoría de los partidos que hoy se conocen en le sistema político de los países europeos, desde socialistas hasta conservadores, ya a la altura de principios del siglo XX.

ESTRUCTURA DE LOS PARTIDOS

Los partidos requieren de una estructura jerárquica y de una organización.

La estructura orgánica de los partidos se presenta como una pirámide en cuya cúspide se encuentra el órgano de dirección nacional. Hacia la base siguen  los diversos niveles jerárquicos del secretariado nacional y aquellos de la demarcación territorial de que se trate, hasta llegar a las unidades básicas del partido, quienes ocupan el primer escalón en la base jerárquica.

La disciplina partidaria es esencial y consolida la fortaleza y organización del partido.

Toda estructura social y política, se mantiene en virtud de la operación de controles sociales, es decir, por la existencia de normas, reglas y pautas institucionales que regulan y rigen la interacción de los individuos y grupos.  Dichos controles o reglas permiten la aceptación de los niveles y diferencias jerárquicas, con las tolerancias democráticas necesarias, sin descuidar la preservación del orden.

CONFORMACIÓN DE LOS PARTIDOS

La conformación de los partidos políticos depende de la realidad social en la que se desenvuelven y se refiere a la manera como éstos ganan adeptos o miembros a partir de los grupos que actúan en la sociedad.

Partidos de Clase y Partidos PLURICLASISTAS.

Los partidos de clase  buscan representar los intereses de una sola clase social, entre la cual reclutan a sus partidarios y reclaman el poder para los pertenecientes a esa clase  con exclusión de las demás.

Los partidos pluriclasistas tratan de conseguir a sus partidarios entre diversas clases sociales, los cuales se identifican por propósitos comunes y comparten ideas similares con relación a los problemas nacionales. (Ej. Partidos orientados por un fuerte ideal nacionalista para la realización de un proyecto común).

Partidos de cuadros,  partidos de masas y partidos de electores.

Los partidos de cuadros se sustentan en las características de sus miembros procurando  que sean personas conocidas por su labor en un campo específico y, de preferencia, con un nivel de ingresos medio o alto. Estos partidos tratan de atraer votos a partir de las personalidades que lo conforman.

Los partidos de masas, por el contrario intentan reclutar un gran número de miembros. Animados por una ideología específica buscan difundirla entre sus  seguidores y por ello su actividad adquiere mayor permanencia y no se limita a la lucha electoral.

Los partidos de electores tienen una estructura más bien oligárquica, su preocupación principal es atraer a un gran número de electores mediante consignas que no reflejan un gran compromiso ideológico y que puedan resultar atractivas a una buena parte de la población.

FINES

La finalidad esencial que define a la figura del partido político es la de alcanzar el ejercicio del poder público mediante su acceso al gobierno.

No obstante, también desde fuera los partidos ejercen cierta influencia sobre el gobierno con el objeto de que tomen medidas que beneficien a los intereses que representan.

Las finalidades de los partidos y las actividades que tratan de llevar a cabo se expresan en documentos con carácter de manifiestos, declaraciones o proclamas, que tienden a consignar posiciones políticas o ideológicas, o a proponer, en el seno de la sociedad, al electorado, las acciones que el gobierno debe ejecutar.

Toda organización  política seria debe aprobar y presentar a las instancias pertinentes sus documentos fundamentales con carácter de esenciales: DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS; PROGRAMA; ESTATUTOS.

PARTIDOS Y DEMOCRACIA

La idea de que pueda existir una democracia sin partidos es equivocada.

Prelot dice que: “la democracia es un Estado de Partidos”.

Mientras que Kelsen afirma: “sólo por ofuscación o dolo puede sostenerse la posibilidad de la democracia sin partidos políticos. La democracia, necesaria e inevitablemente requiere un Estado de Partidos”.

Por otro lado, Posada opina que: “los partidos son instrumentos necesarios en el mecanismo del régimen constitucional, hasta el punto de que ciertas anormalidades, dificultades y crisis del régimen representativo constitucional son la consecuencia de la debilitación de los partidos, de su degeneración en grupos sectarios, tan a menudo de carácter personalista”.

La misión de los partidos en democracia, concurrentes en la formación de la voluntad popular, es la de agrupar a los afines en ideas, opiniones y doctrina. Esa afinidad ha de ser ante todo, sobre principios generales y fundamentales.

Por medio de los partidos políticos, los individuos subordinan pequeñas diferencias de opinión y se solidarizan en cuestiones de interés vital.

Los ciudadanos que actúan políticamente de manera aislada y por su propia cuenta, muy poco es lo que pueden influir en la solución de los problemas del Estado.

PARTIDOS TRADICIONALES, VIEJOS MODELOS Y VIEJOS MÉTODOS

Las facciones políticas agrupadas en torno a otros intereses, NO mancomunados por la afinidad ideológica, de opiniones y doctrina, son especies degeneradas de partidos políticos. Y la presencia de estas agrupaciones, de carácter personalista o surgidas en virtud de intereses inferiores, ha contribuido a desfigurar, desprestigiándolo, el concepto de partido.

El mal no está en la institución de los partidos en sí, sino en la aparición de especies degeneradas y espurias de éstos, o en la presencia en los mismos de individuos carentes de valores ÉTICOS y fundamento MORAL.

Resulta inadmisible la existencia de partidos políticos basados únicamente en la comunidad de intereses económicos privados o en simples lazos de parentesco o de amistad personal.

Estas desviaciones que desdibujan la figura de los partidos, acelerando su devaluación política, promueven la aparición de fenómenos sociales degenerativos, que a la postre afectan o agravan la percepción que le carga a los partidos las culpas del deterioro de la vida política nacional.

La perdida de credibilidad producto de la debilitación de los partidos, puede atomizar las fuerzas políticas y sociales y llevar a un pluripartidismo desquiciante en el que no se logra una coalición mayoritaria cuyo resultado sería la paralización de la acción  de Gobierno, el vacío de poder, la carencia de un proyecto definido y un proceso legislativo fragmentado y caótico.

Otra consecuencia, puede ser la apertura de espacios al autoritarismo o al caudillismo, como  manifestación degenerativa de la autoridad, privilegiando el mando sobre el consenso.

Los caudillos autoritarios y su doctrina, descansan en el principio de la desigualdad y la superioridad jerárquica o la “unción divina”, y elevan el problema del orden a la cima o pináculo de los valores políticos. Generalmente buscan justificaciones en períodos de devaluación política, de carencia de credibilidad en los partidos, en épocas de crisis o en situaciones de extremo subdesarrollo y de deficiente cultura cívica.

El autoritarismo puede ser también el resultado tanto de gobiernos arbitrarios que gobiernan por la fuerza, sin restricciones institucionales; como el resultado de gobiernos débiles, incapaces de mantener el orden y la ley y de desempeñar las funciones reguladoras que exige la convivencia social.

Adicionalmente, puede exacerbarse otro fenómeno degenerativo cual es el clientelismo, que asume un carácter instrumental en el cual el individuo de estatus socio económico o político más alto, usa su influencia y recursos para ofrecer protección, dádivas y beneficios a la persona de estatus más limitado, quien a su vez retribuye al “politiquero” o “patrón” con apoyo, asistencia o servicios personales y políticos.

NUEVOS PARADIGMAS  

El mundo de hoy, las realidades y circunstancias del nuevo siglo, el contexto histórico cambiante, la interdependencia global y la revolución tecnológico-cibernética y de la comunicación, abren nuevos retos y perspectivas inéditas  hacia los años inmediatos y futuros. Entramos en otra etapa de la historia que debería impulsar, a través de un esfuerzo consciente, activo y continuo de adaptación, versatilidad y flexibilidad de los actores políticos, la ruptura de los viejos modelos, para luchar por dotar al país y al mundo, de una nueva cultura política y una nueva docencia social con la participación organizada de todos.

Esto requiere de una visión integral del desarrollo, con amplio compromiso moral y ético. Nada de esto se logra sin una voluntad de cambio y evolución con renovación de los métodos y prácticas de los partidos  políticos y de sus dirigentes, quienes deben construir una imagen nítida que los identifique como el instrumento más idóneo de la sociedad para sus necesarias transformaciones.

Así las cosas, debemos caminar con pasos firmes hacia una nueva forma de hacer política, que se caracteriza por propiciar la construcción de consensos;  amplía las consultas; promueve una mayor participación de los militantes y ciudadanos en los procesos decisorios; impulsa la igualdad de oportunidades; desarrolla nuevas relaciones con la sociedad civil; comparte espacios con otras formas de organización social;  y reafirma el compromiso con los valores de la democracia: la libertad, la igualdad, el pluralismo y la tolerancia.

PAPEL DEL DIRIGENTE O LIDER POLÍTICO

Líder es aquel que reúne los elementos típicos de la visión política: capacidad de influencia, capacidad de producir la movilización voluntaria de sus seguidores, capacidad de proponer una visión integradora y capacidad de conducir a sus seguidores a la consecución de objetivos socialmente útiles.

El liderazgo democrático que requerimos en el mundo de hoy, se basa  en la negociación y la concertación  como condición para la inclusión de las mayorías en el sistema político.

Perfil del líder:

  • Actúa basado en diálogo y convencimiento; con disciplina y método.
  • Plantea un liderazgo sustentado en el conocimiento de la organización y en la claridad sobre la misión y visión de la misma.
  • Articula la diversidad que caracteriza toda organización humana, más aún, permite la diversidad de enfoques y metodologías como un factor de crecimiento y aprendizaje.
  • Respeta el liderazgo de los demás.
  • Tiene la mítica del servicio.
  • Expresa valores profundos y concretos.
  • Es interdependiente porque reconoce que los demás son importantes para la consecución de los objetivos de la organización.

 Sin embargo, en la mayoría de los casos de liderazgo político, la práctica política y el aprendizaje sobre la marcha, son los únicos métodos de formación y entrenamiento del dirigente. Hecho que deriva en situaciones que le son difíciles de manejar con método y experticia.

El profesional universitario accede al mundo de la política y experimenta  un choque brutal entre su  formación departamentalizada y formal y la unidad sistémica, indivisible y compleja de la práctica social.  En ese experimento práctico, aprende de política y gobierno.

Hasta hoy, los líderes se forman en la lucha práctica y adquieren las características propias  del proceso y la cultura política del espacio social en el cual operan. El líder es producto y productor de la historia.

La selección de los líderes se produce en el juego de la lucha por el poder, pacífica o violenta, mientras que su evaluación definitiva se realiza en el juego del ejercicio del poder. Por eso es común encontrar en las democracias un liderazgo competente para ganar elecciones, pero una cierta incompetencia para gobernar (Ver Carlos Matus: “El Líder sin Estado Mayor”).

El liderazgo del siglo XXI, requiere resolver el atraso de la teoría que sustenta el diseño de sistemas sociales. Esto implica el diseño de las reglas del sistema social en que deseamos vivir; el diseño del proyecto de gobierno para un período determinado y la dirección y orientación de la conducción del juego social cada día, evaluando y corrigiendo sus resultados. En estas tres dimensiones se expresa la capacidad de gobierno.

Capacidad de gobierno que es una capacidad de liderazgo, ponderada por la experiencia y los conocimientos en ciencias y técnicas de gobierno. Como señala Carlos Matus: “Es una capacidad de conducción o dirección que se acumula en la persona del líder, en su equipo de gobierno y en la organización que dirige”.

Hechas estas consideraciones, el nuevo liderazgo político requiere tener conciencia de la necesidad de establecer el justo balance tecnopolítico y desarrollar las siguientes dotes:

  • Capacidad para decidir a tiempo.
  • Experticia en el manejo de las herramientas de gobierno.
  • Capacidad de ver más allá de los caminos conocidos y adelantarse a su época. Debe ser un creador de caminos.
  • Capacidad para innovar y aprender de la realidad.
  • Capacidad para examinar las reglas del juego social y rediseñarlas.

 El líder de este siglo, debe poseer además una alta motivación de logro; buscar constantemente espacios para la capacitación tecnopolítica; fortalecer su compromiso con un programa determinado, afín con sus ideas y principios; potenciar su sentido ético y de responsabilidad; mantener la disciplina y promover la más amplia participación en un esfuerzo político común.

Siguiendo a Matus, entonces gobernar exige articular tres variables:

  1. El proyecto o programa de gobierno, entendido como la propuesta de medios y objetivos que posibilita un cambio hacia la situación esperada.
  2. La capacidad de gobierno, que expresa la pericia para conducir, maniobrar y superar las dificultades del cambio propuesto.
  3. La gobernabilidad del sistema, que sintetiza el grado de dificultad de la propuesta y del camino que debe recorrerse, verificable por el grado de aceptación o rechazo del proyecto y la capacidad de los actores sociales para respaldar sus motivaciones favorables, adversas o indiferentes.

 

DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS del PARTIDO REVOLUCIONARIO DEMOCRÁTICO (PRD)

 El Partido Revolucionario Democrático de Panamá, es una organización política PERMANENTE cuyo pensamiento político, fines y objetivos se inspiran en el ideario Torrijista y en los postulados ideológicos y programáticos de la SOCIALDEMOCRACIA.

LA SOCIALDEMOCRACIA COMO BASE  IDEOLÓGICA DEL PRD

I.           ¿Qué es una doctrina o ideología?

Ideología: Conjunto de ideas fundamentales que caracterizan el pensamiento de una persona, colectividad o época.

Ideología Política: Conjunto de principios generales que definen la orientación o meta de un Partido o movimiento político.

Para nosotros los Socialdemócratas la doctrina política representa:

  1. El análisis crítico del presente y del pasado de una sociedad determinada.

 

  1. La base principal de una ideología es el proyecto o programa que propone para modificar, transformar y mejorar la situación actual de una sociedad.

 

  1. Una doctrina o ideología, define una vía para alcanzar la sociedad ideal de acuerdo al programa delineado.

Estos tres elementos:

  • Análisis crítico del presente y el pasado
  • Programa para un futuro ideal o mejor
  • Método de acción

Constituyen el cuerpo principal de una DOCTRINA POLÍTICA.

Ética:   Parte de la filosofía que trata de la moral y de las obligaciones del hombre. El objeto de la ética es la moralidad y por moralidad se entiende  el carácter de bondad de las acciones humanas; pero como al fin las acciones humanas adquieren este carácter según la relación que guardan con el DEBER, podría también decirse que el deber, en general, es el objeto de la ética.

II.        ANTECEDENTES HISTÓRICOS Y ORIGEN DE LA  SOCIALDEMOCRACIA.

         “La Internacional”

Primera Internacional: fundada en Londres en 1864, integrada por obreros e intelectuales de distintas naciones para la reivindicación de sus aspiraciones. Sus estatutos fueron redactados por Karl Marx. Las diferencias entre los partidarios de Marx y los de Bakunin (Anarquista), motivaron la expulsión de estos últimos.

Segunda Internacional: fundada en Paris en 1889, en la que entraron a formar parte los partidos Socialistas de Europa y América. Desde sus comienzos estuvo signada por las contradicciones entre el ala socialdemócrata liderada por Eduard Bernstein y el ala radical, encabezada por Lenin. La Segunda Internacional se reagrupó en Frankfurt en 1951 como Internacional Socialista.

Tercera Internacional: Creada en Moscú en 1919, por Lenin y Trotski, con el nombre de KOMINTERN o Internacional Comunista. Propugnó por la lucha de clases y la Dictadura del Proletariado. Se disolvió en 1943 por Stalin. En 1948 se fundó el Kominform (Oficina de Información Comunista), con sede en Belgrado, que era en realidad una vuelta al KOMINTERN (Tercera Internacional). Desapareció en 1956.

Cuarta Internacional:  Fundada por Trotski en 1938, con el objetivo de promover la revolución permanente y la Dictadura del Proletariado, por la vía radical y guerrerista.

III-  Aclaremos conceptos:

Socialdemocracia: Nombre aplicado a los partidos políticos de orientación marxista en Alemania; países escandinavos y Rusia a finales del siglo XIX y principios del XX. Alrededor de 1890, EDUARD BERNSTEIN, político y pensador Alemán y otros dirigentes, plantearon el Socialismo Reformista o Socialismo Democrático, como una alternativa para los pueblos del mundo. Después de la Revolución Rusa, el término ha venido a designar a las tendencias y partidos socialistas moderados que postulan el REFORMISMO dentro de una democracia liberal y parlamentaria. Su orientación se dirige hacia el Estado de Bienestar. Impulsa significativas reformas de perfil progresista, las llamadas “garantías sociales”.

Aunque con origen embrionario primario común (1864), históricamente y en términos de evolución ideológica, han existido y existen diferencias conceptuales y contradicciones de fondo, entre la posición planteada por la Segunda Internacional y la Tercera Internacional, es decir, entre las teorizaciones y las prácticas de los Socialdemócratas (Antigua Segunda Internacional, hoy Internacional Socialista) y los Marxistas-Leninistas y Trotskistas (Antigua Tercera Internacional o Internacional Comunista y la Cuarta Internacional).

Socialdemocracia como modelo hoy:  Sistema de organización social y económica, basado en la organización mixta de la economía, en el que coexisten,  la empresa privada, las empresas mixtas, las cooperativas y las empresas colectivas y/o comunitarias, garantizando la participación de los diversos sectores sociales, libremente y según sus capacidades y organización, en la propiedad y administración de los medios de producción, a través de políticas  coordinadas, dentro de una economía de mercado abierto, que conduzcan a la mayor productividad posible, aplicando paralelamente los instrumentos, las formas y los contenidos, que posibiliten la distribución con equidad del ingreso y el goce de los beneficios del crecimiento económico, considerado como herramienta para el fundamental desarrollo humano sostenible, por medio de mecanismos de equilibrio y justicia social, que aseguren un creciente nivel y calidad de vida integral a la sociedad y promueva la prosperidad y el bienestar a toda la población.

Nota: El Partido Revolucionario Democrático (PRD) de Panamá, a partir de los años 80 del siglo XX, participa como observador en la Internacional Socialista (Antigua Segunda Internacional) y desde el año 1994, es admitido como miembro pleno de dicha corriente ideológica mundial (Socialdemocracia).

IV- Socialismo en América:

Las ideas socializantes llegaron a América desde mediados del siglo XIX. Las trajeron los inmigrantes con experiencia política, así como una intelectualidad criolla, que difundió las ideas y acontecimientos de Europa, tales como la Comuna de Paris.

Pensadores y políticos progresistas como José Carlos Mariátegui, en América Latina, afirmaron que la Revolución sólo podía realizarse movilizando los sujetos humanos efectivamente capaces de cambiar el orden existente de la época.

Víctor Raúl Haya de la Torre, funda el (APRA), como organización progresista pluriclasista, destinada a luchar contra la Oligarquía y el Imperialismo.

Lázaro Cárdenas en México, practicó políticas nacionalistas y socializantes; se impulsó la Reforma Agraria y la educación popular. Se estimuló la sindicalización. Su política se concentró en respaldar un desarrollo capitalista autónomo con responsabilidad social.

V- Socialdemocracia como Doctrina o Ideología Política:

En nuestros países existen una multiplicidad de doctrinas políticas desde la derecha, hasta la extrema izquierda:

Fascistas; Conservadores; Liberales; Democristianos; SOCIALDEMÓCRATAS;     Comunistas;  Trotskistas.

La Socialdemocracia constituye una doctrina o ideología política de centro izquierda democrática, que se basa en un análisis crítico de la historia y cuenta con elementos de análisis de la situación actual. Plantea una serie de POSTULADOS BÁSICOS, mediante los cuales supone que es factible llegar a una SOCIEDAD IDEAL.

La Socialdemocracia se plantea: una SOCIEDAD en la que prevalezca la IGUALDAD; la JUSTICIA SOCIAL; el PLURALISMO;  la LIBERTAD  y  la SOLIDARIDAD.

El Socialismo Democrático es una corriente ideológica INTERNACIONAL que, respetando la autonomía de los partidos y países, desarrolla la SOLIDARIDAD y la AMISTAD entre los pueblos.

  • Postulados Básicos de la Socialdemocracia:

Principios Éticos:

  • LIBERTAD
  • IGUALDAD
  • SOLIDARIDAD
  • JUSTICIA SOCIAL.
  1. Libertad de Participación: Todo individuo, sin distingos de raza, sexo, ideología, credo religioso, tiene derecho a participar en forma activa y consciente, en los procesos sociales, políticos y económicos. Los Socialdemócratas repudiamos la discriminación, la diferenciación social, el Fascismo, y todo lo que niegue el principio de igualdad de los individuos.
  2. Libertad de Elección: Derecho de todos a elegir a sus Gobernantes, mediante el voto libre y soberano. Capacidad y posibilidad de optar al derecho de ser electo.
  3. Libertad de Representación: Todos los sectores que componen la sociedad, tienen el derecho a representar sus intereses, aspiraciones y peticiones.
  4. Libertad de Culto: Se respeta el derecho íntimo para que cada persona se acoja al credo religioso que estime afín a sus inclinaciones.
  5. Libertad de Pensamiento: Derecho a pensar libremente y tener acceso a información alternativa y amplia.
  6. Libertad de Organización: Para que una Democracia sea real y dinámica es necesario que todos los sectores que constituyen la sociedad puedan organizarse y hacerse presentes en el proceso social. El Socialismo Democrático, cree y promueve el cooperativismo, las empresas de autogestión y cogestión, las organizaciones de barrio y comunidad, respeta las organizaciones gremiales, empresariales y profesionales.

IGUALDAD

  1. Igualdad de Oportunidades: Es el derecho que le asiste a cada uno y a todos los individuos de tener igualdad de oportunidades y opciones dentro de la sociedad.
  2. Igualdad de Derechos: Condición innata que asiste a cada uno y a todos los individuos de ser considerados de manera igualitaria por el sistema jurídico y por el sistema económico, político y social.

JUSTICIA SOCIAL

  • La Socialdemocracia, propende por una distribución más equitativa de la riqueza nacional, de tal manera que todas las personas tengan opción a un mínimo vital que les garantice una vivienda digna; trabajo adecuadamente recompensado; participación en los beneficios del proceso económico; de salud; educación; seguridad; recreación y de todas aquellas condiciones que favorezcan la realización plena de la persona humana.

SOLIDARIDAD

  • Significa ayuda recíproca consciente, tanto a nivel de individuo, familia, comunidad, Nación y en el ámbito internacional (entre naciones y pueblos).
  • La solidaridad está inspirada en el concepto HUMANISTA que señala que entre las personas, debe existir respeto y un compromiso de unos con otros.
  • La Socialdemocracia, se preocupa y lucha por el triunfo de las causas democráticas y de liberación de los pueblos del mundo: “La libertad de los pueblos y la solidaridad internacional marchan de la mano”.

VII  ¿Cómo concibe la Socialdemocracia la SOCIEDAD DESEABLE?

Lucha por un orden social donde impere la:

  • DEMOCRACIA POLÍTICA
  • DEMOCRACIA SOCIAL
  • DEMOCRACIA ECONÓMICA

     1.Democracia Política

 GOBIERNO DE LAS MAYORÍAS

RESPETO A LAS MINORÍAS

DERECHO AL SUFRAGIO

ELECCIONES LIBRES

LIBRE ASOCIACIÓN Y ORGANIZACIÓN

LIBRE JUEGO DE PARTIDOS POLÍTICOS

EQUILIBRIO DE LOS PODERES (Ejecutivo; Legislativo; Judicial)

IGUALDAD DE POSIBILIDADES ANTE LOS MEDIOS DE INFORMACIÓN

DEFENSA DE LA SOBERANÍA NACIONAL

  1. Democracia Social

 IGUALDAD

PARTICIPACIÓN PLENA Y ACTIVA

REPRESENTATIVIDAD

LIBRE ACCESO A LA EDUCACIÓN Y LA CULTURA

DERECHO A LA VIDA (Mínimo vital: vivienda; salud, nutrición; trabajo)

  1. Democracia Económica

Un sistema económico tal que garantice la participación de la totalidad de los sectores sociales, de una forma u otra, en el proceso de producción y principalmente en la distribución y goce de los beneficios del desarrollo económico.

  • DERECHO AL TRABAJO DIGNO Y ADECUADAMENTE REMUNERADO.
  • PREOCUPACIÓN POR EL BIENESTAR DE LAS MAYORÍAS.
  • ORGANIZACIÓN MIXTA DE LA ECONOMÍA.
  • RESPONSABILIDAD COMPARTIDA EN EL DESARROLLO.
  • MECANISMOS DE EQUILIBRIO Y JUSTICIA SOCIAL.

La política económica socialdemócrata tiene como finalidad dar a la economía nacional de los países, una organización planificada que conduzca a la mayor productividad posible, asegure un creciente nivel y calidad de vida integral a la sociedad y promueva la prosperidad y el bienestar a toda la población.

Privilegia un orden económico mixto, en el que coexistan la empresa privada, las empresas mixtas, las cooperativas y las empresas comunitarias y/o colectivas.

Afirmamos que el Socialismo Democrático NO es estatismo. Promueve la cooperación libre y todas las formas democráticas de organización social en busca de una sociedad más justa, libre y participativa.

La Socialdemocracia promueve la creación de instituciones, de mecanismos legales e identifica políticas, que garanticen la distribución equitativa de la riqueza obtenida en el proceso económico y la preservación del poder adquisitivo de los ciudadanos.

  • POLÍTICAS FISCALES.
  • ENTES REGULADORES Y DE PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR.
  • FORMACIÓN Y CAPACITACIÓN PARA EL TRABAJO y LA PRODUCCIÓN.

Para los Socialdemócratas, el Estado como ente coordinador, facilitador y orientador, podrá aplicar estímulos económicos (créditos, facilidades de trámite, subsidios, etc) a aquellos sectores y actividades productivas que beneficien a las mayorías populares.

Los Torrijistas o Socialdemócratas, debemos estar convencidos de que dentro de una economía de mercado abierto, que debe perfeccionarse, es necesario propiciar el crecimiento económico, regular y sostenible, como vehículo que permita paralelamente, el mejoramiento de las condiciones y calidad de vida de los ciudadanos, sobre todo de los sectores más débiles de la sociedad. Sólo así podremos alcanzar la estabilidad social y la tranquilidad que se asiente sobre bases sólidas y perdurables.

VIII Otras consideraciones a propósito de las deliberaciones de la Internacional Socialista (Conceptos extraídos de la declaración del XVIII Congreso).

La I.S. considera que se han producido progresos reales desde la década de los 50 del siglo XX a esta parte, en áreas vitales como la descolonización, el desarrollo de las libertades civiles, la expansión del Estado de bienestar.  Ahora bien, las viejas injusticias siguen existiendo. Sigue habiendo limitaciones a las garantías civiles, discriminaciones por la raza y el sexo, y, para la mayoría de las personas, la clase y la región en las que nacieron siguen determinando sus oportunidades de vida.

Ante cuestiones tan cruciales, la Internacional Socialista reafirma sus principios fundamentales. Su compromiso sigue siendo la democratización de las estructuras del poder económico, social y político a escala mundial.

Los principios y compromisos políticos que la socialdemocracia  siempre ha mantenido deben llevarse adelante en un mundo que ha cambiado sustancialmente desde la Declaración de Francfurt de 1951.

Los socialdemócratas reivindicamos lo irrenunciable de nuestros principios y atribuimos la misma importancia a estos cuatro  principios fundamentales: libertad, igualdad, solidaridad y justicia social que consideramos interdependientes. Cada uno de ellos es un requisito previo para los otros. Los conservadores y liberales, por el contrario, ponen de relieve la libertad individual a costa de la justicia y la solidaridad; y el comunismo pretendía lograr la igualdad a costa de la libertad.

La libertad individual y los derechos sociales básicos son condiciones necesarias de una existencia humana digna. Esos derechos no son intercambiables ni pueden ser contrapuestos. Los socialdemócratas  defendemos el derecho inalienable a la vida y a la libertad de expresión con responsabilidad, a la libertad de asociación y a la protección social. Los socialdemócratas estamos comprometidos en superar el hambre y la necesidad y en alcanzar una auténtica seguridad social y el derecho al trabajo.

Para los socialdemócratas la educación es fundamental para el desarrollo de una sociedad moderna, democrática y tolerante. Las metas de la educación que proponemos son:

– la información, el aprendizaje y el conocimiento;

– el paso, de una generación a otra, del legado espiritual y cultural;

– la preparación de los individuos para vivir en sociedad sobre la base de la igualdad de oportunidades para todos;

– ayudar a cada individuo a desarrollar plenamente sus posibilidades personales.

El proceso educativo debe transmitir, ante todo, los valores de libertad, justicia social, solidaridad, pluralismo y tolerancia.

La educación es una herramienta potente de redistribución de la riqueza, promotora de una movilidad social positiva.

Un crecimiento equilibrado es una necesidad para crear prosperidad y empleo en todo el mundo. Un crecimiento que no respondiera a imperativos sociales y ecológicos iría en contra del progreso, pues causaría daños ambientales y destruiría empleo. Los mecanismos de mercado no pueden garantizar por sí mismos el cumplimiento de los objetivos sociales del crecimiento económico. Una política económica socialdemócrata tiene como legítima función promover un desarrollo que abra oportunidades de futuro a la vez que mejore la calidad de vida.

En cuanto a las relaciones internacionales, los socialdemócratas respetamos y acatamos las normas del Derecho Internacional. Reconocemos el derecho a la defensa de la integridad territorial de los Estados soberanos y defendemos el principio  de no intervención y  la libre autodeterminación de los pueblos.

La creciente interdependencia del mundo no deja margen para controversias y enfrentamientos fundamentalistas. Para sobrevivir y desarrollarnos en común se precisan tanto cooperación como formas civilizadas de disputa, incluso entre ideas y fuerzas políticas antagónicas.

Rechazamos y condenamos por tanto toda forma de fundamentalismo o radicalismo político o religioso.

Para lograr estos objetivos y propósitos de principio socialdemócratas en todo el mundo, es necesario establecer un orden económico internacional nuevo. Este deberá reconciliar los intereses del mundo industrializado con los de los países en vías de desarrollo.

Un orden económico internacional más equitativo es necesario no sólo por motivos de solidaridad, sino también para crear una economía mundial más eficiente, productiva y equilibrada.

La creación de un mundo pluralista y democrático, basado en el consenso y la cooperación, es una condición imprescindible para el progreso de la humanidad, lo que constituye tanto un reto como una enorme oportunidad. La Internacional Socialista está dispuesta a ganar el desafío, y a luchar por un mundo en el que nuestros hijos puedan vivir y trabajar en paz y libertad, humana y solidariamente.

Confiamos en que la solidez de nuestros principios, la fuerza de nuestros argumentos y el idealismo de quienes nos apoyan contribuirán a configurar un futuro socialdemócrata en el siglo XXI.

REFLEXIONES IDEOLOGICAS

Con  estos conceptos, aspiro motivar a lo interno del PRD, una reflexión en torno a la importancia que tiene para todo ser humano, la posición política que uno asume al inscribirse en un partido amplio, pluriclasista, popular y progresista como el nuestro.

Tengo la percepción de que nos hace falta fortalecer a lo interno de nuestra organización política, un mayor compromiso e identidad con las ideas generales que nos unifican, que además son trazadoras de la  direccionalidad de nuestro accionar en la  sociedad. Nuestros documentos fundamentales, vale  decir: Declaración de Principios; Programa y Estatuto, debatidos y aprobados en el 2001, son nuestros puntos de referencia y sintetizan nuestro análisis del presente y la acumulación histórica que recogemos, nuestra visión de país posible, necesario y deseable hacia el futuro y la organización y el método para conseguirlo. Compartimos entonces, una concepción ideológica y un conjunto de valores y principios que deben ser el andamiaje que sustenta la unidad de propósitos partidistas.

Desde la caída del Muro de Berlín, y el advenimiento de lo que yo llamo el reflujo neoconservador, acompañado de la Globalización, el mundo es radicalmente diferente al que tuvimos hasta 1989. Las referencias de entonces, los viejos modelos y esquemas de acción, quedaron atrás, hoy, el contexto histórico es muy diferente, las circunstancias son otras, vivimos en un nuevo siglo, existen otras realidades. Hay quienes piensan incluso que ya se han disuelto las diferenciaciones ideológicas. Pero es casualmente sobre ese punto, que quisiera reflexionar con quienes me leen, toda vez que los Torrijistas tenemos un compromiso de militancia política responsable, sustentada sobre ideas de avanzada, que asimiladas en nuestro interior, nos entregan argumentos para el debate y el proselitismo.

Conceptúo, en ese sentido, que la diferenciación ideológica entre conservadores o neo-liberales y progresistas,  permanece viva y efectiva, aunque redefinida o en redefinición.

Para mí, ser socialdemócrata o Torrijista, significa mantener la fidelidad fundamental a la lucha por los derechos de ciudadanía de los más débiles, de los marginados, de los sectores menos favorecidos. En esos términos, ser socialdemócrata implica dar la batalla por una sociedad materialmente más equitativa, socialmente más justa y políticamente más democrática. Además, ser socialdemócrata significa mantener la lealtad a principios y valores como el humanismo, la civilización, la paz, la libertad, la igualdad, el pluralismo, la tolerancia, la solidaridad y la justicia social.

En la concepción de pensadores y políticos progresistas, ser socialistas democráticos, significa participar de un movimiento en una sociedad de conflictos y de diferencias, en la búsqueda de una equidad creciente, preservando siempre la libertad.

Hace ya mucho tiempo, el Torrijismo definió su estrategia de acción política en el perfeccionamiento de una sociedad democrática. De allí la concepción del repliegue y la fundación del Partido Revolucionario Democrático (11 de marzo de 1979), aunque hubo quienes (como el General Paredes), que a raíz de la muerte del Comandante Torrijos, se empeñaron en producir con algunos de sus actos, una involución substancialmente autocrática. Pero si leemos a Torrijos y a los ideólogos y activistas civiles del Torrijismo, y sus formulaciones, nos damos cuenta de que, el PRD, acepta desde su fundación en 1979, las premisas del juego político democrático hasta las últimas consecuencias.

Obviamente, los hechos de la agresión y bloqueo económico por parte del gobierno ultraconservador del Partido Republicano en los Estados Unidos (1987 – 1989), y la obstinada persecución de sus intereses y de los objetivos geoestratégicos que definieron a través de los «Documentos de Santa Fe I y II», para nuestro país y América latina, produjeron radicalizaciones internas y enconamientos, que dieron al traste con todo esfuerzo de avenimiento en procura de una salida democrática de la coyuntura, signada por la conflictualidad y el intervencionismo.

Hoy podemos decir que para los Torrijsitas, de lo que se trata es de luchar por la preeminencia política, cultural y moral (valores), en el interior de una sociedad democrática. La lucha por esa preeminencia y por la construcción de consensos, también tiene una implicación material. Dicha implicación conlleva garantizar las condiciones que induzcan un equilibrio material entre los diferentes grupos sociales. O sea, se trata de luchar por una sociedad material y económicamente equitativa.

El PRD, reconoce y se compromete en la defensa de la institucionalidad democrática, así quedó consignado en sus documentos fundamentales reformados por el Congreso Extraordinario de agosto de 2001. En consecuencia, rechazamos las posiciones autocráticas y  la ruptura violenta del orden constitucional.

A partir de la admisión de una estrategia democrática, como he explicado en párrafos precedentes, y convencidos de que la democracia es al mismo tiempo, medio y fin de la lucha política, el reformismo y la búsqueda constante de la conciliación entre eficiencia y justicia social; entre responsabilidad y libertad; entre nacionalismo e integración latinoamericana, ampliando las oportunidades en el seno de la sociedad, sin caer en el burocratismo y resaltando el valor de la solidaridad, pasa a ser el contenido esencial de la práctica política de los Torrijistas en la sociedad de hoy.

Claro está, que sobre la base del reconocimiento y definición de una estrategia democrática, en los términos que definí anteriormente, siendo el PRD un partido progresista y de propuestas, las reformas que propongamos deben ser compatibles con las definiciones y principios que caracterizan a una actitud Torrijista.

El PRD desde el gobierno, impulsado por la dinámica de gestión y la capacidad de sus cuadros, da los pasos necesarios en la trayectoria espacio – tiempo, para luchar para que el mismo sea caracterizado por la realización de reformas profundas y democráticas. Así se toman las medidas, acciones y políticas pertinentes para avanzar paulatinamente en la concreción de los objetivos tácticos y estratégicos propuestos en el PROGRAMA de largo plazo del partido. Las reformas y las acciones, se sostienen con voluntad y capacidad de acción, orientando y construyendo con determinación acuerdos sociales y de conciliación en relación a factores internos del proceso de gobierno, con el propósito de garantizar la estabilidad política y económica, que permiten que se consolide el nuevo orden social sobre bases sólidas y perdurables.

Bajo esa orientación se reformó la Constitución y se desarrolla punto por punto una reforma del Estado que racionaliza y disminuye costos de funcionamiento, aumentando la inversión social, a la vez que lo vuelve más eficiente y transparente, más cercano a los ciudadanos y al compromiso de servir; se aprobó una amplia reforma fiscal, más integral, que garantiza la justicia tributaria, con sentido progresivo y distributivo; se rescató y salvó el sistema de pensiones, componente sustantivo de la seguridad social.

Queda por realizar en el programa de continuidad hacia el futuro, la reforma política que reivindique la noble política y fortalezca los partidos y garantice mejores condiciones de representatividad y participación democrática; una reforma de lo judicial, que lo democratice interna y externamente y garantice agilidad en el impartir justicia. Es necesario además avanzar en el ordenamiento territorial y la titulación masiva de tierras; del mismo modo que es preciso implementar la legislación sobre la descentralización del Estado y profundizar el programa de fortalecimiento institucional de los gobiernos locales. Desde nuestra concepción, es indispensable construirle viabilidad a la fundamental reforma educativa, que sea instrumento pertinente de calidad para la ampliación de oportunidades, convencidos como Torrijistas que educar es liberar, educar es crear voluntades y finalmente, una revolución productiva y tecnológica que promueva la innovación, la competitividad y la generación de empleos.

En fin, ser Torrijistas o socialdemócratas es militar en la construcción del PANAMÁ JUSTO. Esto es incompatible con la defensa de privilegios corporativos arraigados y con el mantenimiento de un modelo de Estado alejado de la equidad.

Es así que nuestra Declaración  de Principios al establecer el carácter del PRD, lo define como REVOLUCIONARIO, en atención a que su doctrina y acciones promueven una transformación de las estructuras injustas o atrasadas, para lograr el desarrollo humano, incluyente, integral, participativo y sostenible del país en beneficio de todos los sectores sociales, especialmente de los menos favorecidos, y convertirlo en una democracia moderna, pluralista, solidaria y participativa, sustentada en el desarrollo social, económico, político y cultural, en términos de una justicia y equidad sociales que corrijan las injusticias y desequilibrios históricos y donde se recompensen las  aportaciones de cada uno y todos al progreso y el bienestar generales.

Los Torrijistas y socialdemócratas, junto a los demás sectores patrióticos y democráticos de la sociedad  panameña, constituimos la fuerza histórica capaz de asumir, en las nuevas circunstancias, la construcción de un nuevo  país multiétnico y pluricultural,  libre, próspero, justo, solidario, pacífico y soberano (Ver Declaración de Principios del  PRD).

Panamá, necesita darle continuidad a las reformas. Promoverlas con visión de futuro y militar en su acompañamiento político debe ser nuestro empeño desde el partido y todos y cada uno de los Torrijistas debemos constituirnos organizadamente y con aprendida capacidad, en protagonistas, con honestidad, responsabilidad, disciplina, lealtad y PATRIOTISMO, fuerza subyacente que inspira todo sublime propósito, desarrollo y logro.

Dr. Benjamín Colamarco Patiño

Panamá, 11 de octubre de 2007